El mundo está roto pero se puede caminar es el relato de una reconciliación con la familia y la vida tras una pérdida traumática. Una obra con texto de Harkaitz Cano y dirección de Fernando Bernués, que nos invita a (re)descubrir los secretos de la literatura, viajando a través de los retos que un padre propone cada mañana a su hija, inscritos en aviones de papel. El espectáculo reflexiona sobre cómo con las historias pasa lo mismo que con las viejas canciones: que son de todos y no son de nadie.