La fruta más sabrosa visita en clave de comedia cupletera cuestiones que, igual que a principios del siglo XX, hoy no han perdido actualidad: la libertad afectivo-sexual de la mujer, el descubrimiento de la propia identidad, los distintos tipos de amor, la familia elegida, la necesidad de ritos de paso y de una habitación propia. Y lo hace a través de su sello: el humor y la sicalipsis.