El Dios de la juventud es un espectáculo de Alma Vidal. Un juego metateatral en el que un dramaturgo vuelca en una obra su crisis existencial; la obra es un retrato de la juventud en el momento de dar el salto al mundo adulto. Una obra existencialista y parcialmente trágica, donde el ego del joven artista y su patética lucha por la resistencia están en el punto de mira. Un grito de una generación a la que se la ha prometido un éxito ficticio y narcisista, y que debe volver a encontrar la autenticidad y el sentido único de su existencia.