No siempre se reconoce el teatro infantil o familiar cuando es como todo, algunas propuestas son simples y otras, tocan temas de calado, a veces las interpretaciones no conectan más que con los pequeños y en ocasiones, la calidad de las mismas es notable. De entrada, tiene el mérito de conectar con su público, más exigente de lo que creemos, y cuando es de calidad, también con el no tan menudo. Conseguirlo requiere tocar muchas teclas, registros y acompañarlo de interpretaciones más elaboradas de lo que parece; ello se da en esta adaptación moderna del clásico (que me fascina sobremanera) de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Aquí Alicia persigue al conejo… que le ha robado su bien más preciado: el móvil, moderno espejo negro que nos absorbe.
En la persecución Alicia se topa, entre otros, con el sombrerero loco, una divertidísima Siri, harta de nuestras preguntas, la reina de móviles… acompañada de un superhéroe entrañable e inseguro.
Una puesta en escena ágil apoyada no sólo en las buenas interpretaciones y voces de todos, sino en las proyecciones de vídeo utilizadas magníficamente de forma que los personajes “entran y salen” de los diferentes universos. Todo al servicio de una visión del móvil