Una obra pequeña que es una gran obra

Atrapadas en la ofi

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Atrapadas en la ofi → Teatro Lara
20/04/2025 - Teatro Lara

Cuando decidimos ir a ver Atrapadas en la ofi pensé que iba a ser una obra ligerita, con temas musicales pegadizos y sin muchas más pretensiones. ¡Qué equivocada estaba! Me hizo llorar de emoción y también de risa. Me arañó por dentro en momentos en los que me sentí tristemente identificada y también me hizo encadenar carcajadas de las buenas, de esas que no puedes frenar. ¿Y no es esta la principal función del arte? ¿Remover nuestros sentimientos interiores y hacerlos aflorar? Por eso, debo reconocer que me ha encantado esta obra.

Todo comienza en una oficina como otra cualquiera, en la que diferentes trabajadores contestan al teléfono, teclean en los ordenadores de sus despachos y van de un lado a otro llevando documentación. Esta oficina se encuentra en la Sala Lola Membrides del Teatro Lara, un acierto representar esta obra en este lugar, por la intimidad y la cercanía que otorgan sus dimensiones, con el público a pie de escena y rodeándola físicamente. Desde que descubrí este espacio, me fascinó. Es una joya más del Teatro Lara.

Como decía, la escena transcurre en una oficina como otra cualquiera y, en esa oficina, como sucede en muchas otras, los trabajadores pasan muchas horas juntos, pero, en realidad, apenas de conocen. Y están deseando que llegue el viernes para salir pitando de allí, de un trabajo que no les llena y comenzar a disfrutar de su fin de semana. ¿Os suena? Seguro que, a muchos, sí. Sin embargo, ese viernes un apagón en Madrid hace que fallen los sistemas telefónicos y de internet y también el sistema de seguridad de puertas de la empresa, por lo que, cuatro trabajadores se quedan atrapados en la oficina.

Los cuatro trabajadores que se quedan atrapados son el CEO de la empresa, Sebastián (Ricky Merino), un machirulo y pretencioso; Pilar (Candela Solé), una jefa de Recursos Humanos absurda y contradictoria; Mariana (Lucía Ambrosini), una recepcionista feminista y descontenta con su puesto y Quique (Juanan Plazas), el chico de los recados, disfrutón e ignorado. Todos ellos interactúan en el día a día y cada uno tiene una opinión formada sobre el de al lado, pero nadie conoce a nadie en esencia. No obstante, cuando descubren que, probablemente deban pasar horas encerrados en su lugar de trabajo y que su fin de semana hace aguas, comienza a salir la verdad de cada uno de ellos en una convivencia sin teléfonos, ni conexión con el exterior. Sólo cuentan con una radio en la que irán sonando algunos de los mayores éxitos de los años 80 y que servirán como hilo conductor de la trama. Unos temas interpretados en directo por estos grandes cantantes y actores.

Cada uno de los cuatro actores merece una gran ovación. Ricky Merino borda su papel de jefecillo sobrado y perfecto, que va entrando a todas las mujeres y que ha logrado conseguir todo en la vida; por su parte, Juanan Plazas está impresionante en su papel de chico de los recados, que vive el momento sin ambicionar grandes progresos laborales; Lucía Ambrosini nos alucina en su papel de recepcionista descontenta con su puesto de trabajo, feminista y reivindicativa hasta el extremo; me removió por dentro su reflexión en forma de monólogo de su descontento, de su pasado de chica feliz y ahora destruida en su interior; pero, sin lugar a dudas, nuestro gran descubrimiento ha sido Candela Solé y su interpretación de la neurótica jefa de Recursos Humanos. Es alucinante la capacidad interpretativa de esta actriz que nos hizo emocionarnos y desternillarnos al mismo tiempo. Cómo logra que empatices con su personaje. Que lo compadezcas y lo ames. Una actriz con mayúsculas que estamos deseando volver a ver en escena.

Y esto, queridos lectores, es la magia del teatro. Una obra de pequeño formato que, de repente, se convierte en una de las mejores que has visto.

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