Cuando decidimos ir a ver Atrapadas en la ofi pensé que iba a ser una obra ligerita, con temas musicales pegadizos y sin muchas más pretensiones. ¡Qué equivocada estaba! Me hizo llorar de emoción y también de risa. Me arañó por dentro en momentos en los que me sentí tristemente identificada y también me hizo encadenar carcajadas de las buenas, de esas que no puedes frenar. ¿Y no es esta la principal función del arte? ¿Remover nuestros sentimientos interiores y hacerlos aflorar? Por eso, debo reconocer que me ha encantado esta obra. Todo comienza en una oficina como otra cualquiera, en la que diferentes trabajadores contestan al teléfono, teclean en los ordenadores de sus despachos y van de un lado […]