«Egos Teatre» vuelve a hacer temblar un escenario. Y de qué manera lo hace. Después de su larga trayectoria en musicales alocados, lo vuelven a hacer una vez más. Esta vez acompañados de una visita inesperada en una zona, aparentemente, poco hostil. La premisa será entender como empezó el crecimiento demográfico de los años 60 y 70 del siglo pasado. La versión que plantean los «Egos» solo se entenderá si se va a disfrutar del espectáculo.
Con un formato 100% de vodevil, la compañía pone sobre el escenario una propuesta muy loca. El espectador tendrá que estar atento a los 4 vértices de la sala para captar la esencia de este espectáculo. Son de esas propuestas que encajan a la perfección. El dinamismo que tiene la obra y la jugabilidad solo se consigue con dos factores: el texto (cuidadoso y divertido) y los 4 puntos de vista diferentes. Pero todo esto no sería posible sin la gran versatilidad de los seis actores. Unas voces y coreografías corales que desprenden la energía suficiente para que el público se impregne de las buena vibra del espectáculo.
En esta última propuesta de «Egos Teatre» tienes que dejarte fluir por la actitud y la estética de la propuesta. Es un musical para disfrutar, donde los tabúes y la censura no tienen cabida. Un musical atrevido y sin vergüenzas. Necesario por los tiempos que corren y para «destapar» todas aquellas personas que están en contra. Los toques de humor, las referencias en el «mundo actual» teniendo en cuenta que representan el siglo pasado y los momentos de tensión que se viven, dotan el espectáculo de una dimensión sideral.
