Lope de Vega y William Shakespeare bebieron de la historia del italiano Bandello para escribir a finales del siglo XVI dos obras que, aunque bien parecidas en su argumento, hicieron correr diferente suerte y destino a los amantes de Verona.
Castelvines y Monteses es el nuevo espectáculo de Barco Pirata, en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirigido por Sergio Peris-Mencheta, que cuenta la historia de amor imposible que viven Roselo Montes y Julia Castelvin. El montaje es una maravilla escénica rebosante de talento joven multidisciplinar que celebra el arte y la viveza del verso y la comedia lopesca en una auténtica fiesta teatral.
Versiones musicales frescas se funden con composiciones originales en una viaje valiente y eficaz entre la lengua italiana y la española en un espacio escénico cuidado al detalle que se mantiene en constante transformación sirviendo a favor del hecho escénico. El numeroso elenco está compuesto por un equipo actoral multidisciplinar y virtuoso que da vida con una notable habilidad vocal, una sobresaliente calidad interpretativa y un manejo estupendo del verso a la esencia de la comedia lopesca. La ejecución coreográfica y vocal es magnífica y su fusión con el verso encaja en perfecta armonía en un espectáculo musical de gran exigencia y complejidad que es interpretado con maestría. Todos brillan en conjunto y en sus interpretaciones individuales, en muchas de las ocasiones de muy distintos personajes, y es fundamental resaltar la solvencia escénica de Paula Iwasaki que desborda talento y verdad.
José Carlos Menéndez y Sergio Peris-Mencheta han realizado un trabajo exquisito de adaptación dramatúrgica de la comedia de Lope que no solo cuida y hace brillar su proeza poética, sino que incluye a su vez el juego de la versión de Rojas Zorrilla, así como el vuelo de Shakespeare y la acidez de Quevedo al servicio de un hecho teatral lleno de humor, juego, música, magia, acrobacia, clown y baile. Un fino ejercicio dramático sustentado por una dirección escénica magnífica y perfectamente entregada al talento de todos los componentes dramatúrgicos que dan vida a un vibrante suceso escénico.
El montaje es un hermoso homenaje a la divertida versión que el fénix de los ingenios regaló sobre los conocidos y quizás verdaderos amantes de Verona. La peripecia de Lope de los amantes, que corre casi en paralelo con la shakespeariana, decide culminar con un final feliz, y en este caso convierte al espectáculo de Castelvines y Monteses en una celebración musical del talento escénico contemporáneo impregnado de la esencia del arte lopesco.