Estamos ante la historia basada, parece ser, en hechos reales, de mujeres peligrosas, asesinas, muy malas (¿o no tanto?), que deben librarse de un veredicto que les conduce a la pena capital.
Chicago cuenta su historia y lo hace muy bien. La versión que nos presenta en Madrid SOM es muy sólida. En escena, treina y tres profesionales de una calidad excepcional. Destacaría la sincronización perfecta de los bailarines en todas las coreografías, difícil de conseguir sobre todo cuando la obra no está rodada. Y si hablamos de sincronización, espectacular la simbiosis de la música con los números de baile.
Mencionar también la actuación del magnífico y creíble abogado Billy Flinn (Iván Labanda), la solidísima Mama Morton (Inma Cuevas) y la soberbia interpretación de la orquesta.
Un pero: la escenografía no varía en todo el musical. Y sin embargo, Chicago funciona bien y nos mantiene interesados hasta el final. Muy recomendable.