Luz y color (y circo bien chingón)

Circo del Sol: Luzia

Circo del Sol: Luzia
09/11/2022

El gris de una tarde oscura y fría de otoño, la de ayer, martes 8 de noviembre (una tarde de mierda, para concretar ) mutó en puritito color, bien chido y chingón, con tan solo atravesar la avenida de Portugal y entrar en la carpa de Luzia. Como las mariposas Monarca, que cubren los bosques de Michoacán en su migración desde el frío de Canadá, el viaje del Circo del Sol desde el confinamiento al renacer, del frío y gris invierno canadiense al sur cálido y vibrante de México, es un espectáculo de luz y color vibrante al que nos rendimos en masa unos miles de espectadores en su puesta de largo en Madrid. A mí me cambiaron el ánimo de un plumazo, con una puesta en escena de circo absolutamente brillante y espectacular, en su evocación del calor, el colorido, los sonidos, la naturaleza, la cultura y las tradiciones de México. El payaso de Erik Koller, como maestro de ceremonias, obra unas divertidísimas transiciones entre números de circo brillantes: De los malabares imposibles de Cyril Pytlak al bellísimo espectáculo de correas aéreas de Jérome Sordillon a orillas de un cenote, o el contorsionismo imposible de Aleksei Golobordoko en una intimista recreación del día de muertos, o esa fiesta final de columpios rusos.
Luzia es un espectáculo gigante de luz y de color para quedarse con la boca abierta y gozar como críos. Como miles de críos diciendo «¡Ooooh!» a la vez, después de contener la respiración todos juntos; riendo juntos, aplaudiendo a compás, celebrando un renacer. Larga vida al circo (¡¡Y que viva México, cab**nes!!)

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