Entrar en el mundo de Mister Scrooge es adentrarse en un mundo de fantasía, en el Londres Victoriano de Dickens, con sus calles nevadas, sus luces y sus sombras. Y eso nos transmite este pequeño-gran musical (en el que David Bueno ha conseguido unas melodías bellas y acariciadoras, de las que nos hacen disfrutar tanto él como el resto de sus compañeros de reparto.)
Un musical del que disfrutan pequeños y mayores, ya que nos hace a los que dejamos atrás la niñez, convertirnos de nuevo en infantes haciéndonos gozar de historias llenas de fantasmas y fantasía.
El montaje cuenta con una puesta en escena digna -a veces no es necesario sobrecargar el decorado y la producción para que el público entienda lo que se le cuenta- una iluminación efectista y un vestuario ecléctico, con una paleta de colores muy adecuada.
Cómo no destacar una correcta dirección escénica por parte de Triana Lorite.
Y finalmente, las voces y actuaciones vibrantes, con las que todos los intérpretes brillan, dejando un magnífico sabor de boca y una sonrisa al abandonar la acogedora sala del Teatro Maravillas.
Quisiera también destacar la atención brindada por el personal de taquilla y sala. Mi profundo agradecimiento.
