La noche de ayer fue musicalmente perfecta, puesto que estuve en otra dimensión, en una obra de teatro atípica y que desde el primer instante me dio muy buen rollo.
Todo el mundo ha visto la serie ‘Glee’ o las películas de ‘dando la nota’ y se ha maravillado con la unión, las texturas y lo bien que suenan las voces ‘a capella’, pero también lo difícil que es cantar sólo con tu voz y teniendo que seguir un ritmo igual o distinto del de tus compañeros, dependiendo del momento y de más variantes.
Dimensión vocal es un espectáculo divertido y emocionante si adoras la música.
Estos cinco artistas tienen unas voces privilegiadas y escucharles en directo fue mágico. Aunque la historia que está detrás de la obra pueda resultar sencilla y sin grandes florituras, una vez que sales del teatro y hablando con mi acompañante coindicimos en que conocer cómo se forma un grupo a capella, saber que virtudes vocales hay que tener y la forma en la que se tienen que compaginar las voces lo desconocía y me resultó muy interesante de conocer.
La hora y media de esta producción se me pasó volando y terminar de pie y pidiendo «un bis» me resultó emocionante, ya que hacía siglos que no sentía una locura transitoria (de las buenas).
Las canciones elegidas por dimensión vocal para la obra son de distintos estilos, ritmos e idiomas, pero todas forman o han formado parte de nuestras vidas en algún momento.
Mi instante favorito del show fue el de la canción Hallelujah que tan bonita quedó con todas las voces y sus matices únidas (se me puso la piel de gallina).
Este grupo es único y escucharles en vivo fue una gozada, un chute de energía, alegría y felicidad. Repetiría sin dudarlo y sin pestañear.