Eduardo Aldán vuelve a sacar lo mejor de él, como actor y director de esta obra, con esa capacidad innata de hacerte reir con bromas sencillas, inteligentes y bien encajadas.
Él nos presenta una comedia muy bien construida, con una historia que comienza la noche del 31 de diciembre de un año cualquiera, con un jefe y un empleado en un despacho, en el que se desarrollarán situaciones ridículas, que en ocasiones te hacen patalear de la risa, y que además, tiene un punto muy tierno, con el que algunos se sentirán identificados seguro.
Como partenaire, Israel Criado, que interpreta de manera muy natural y cercana al empleado entrañable y simpático, hace que el público enseguida empatice con el personaje. Eduardo Aldán, en el papel de jefe, un tipo entregado a su trabajo y con muy poco tiempo que poder compartir con la familia. Algunos gags de siempre, pero que funcionan muy bien, y en ocasiones la dicción un poco acelerada.
Solo dos personajes en escena, con mucha energía y un ritmo vertiginoso te meten en esta trama absurda y hacen que te lo pases genial. No os lo perdáis, y disfrutad!