El monstruo de los jardines nos trae una puesta en escena en forma de cuento mitológico, sigue la historia de Aquiles con los versos y el enredo que propone Calderón a esta comedia.
Iñaki Rikarte sabe muy bien afinar y escoger los momentos para crear unas imágenes que refuercen el texto, la comprensión del espectador y explotar un código escénico dónde todo es posible y nada es gratuito, brindándonos escenas brillantes durante toda la función. El Siglo de Oro latiendo alto y joven con un elenco rebosante de talento. Los momentos corales y musicales son estupendamente elegidos, brillan y apoyan a la narrativa. Las escenas tienen una precisión y ritmo de la comedia en todo su esplendor.
La escenografía de Mónica Boromelo es espectacular, juguete para que el artilugio teatral encaje perfectamente con espacios alturas y evocando la naturaleza de un Segismundo, ahora Aquiles, que debe afrontar un destino que no ha pedido. Y un vestuario para situarlo en otra época que apuesta por el color y los mundos de las deidades y el terrenal donde ocurre la guerra. El espacio sonoro, donde la radio es el hilo conductor y que nos transporta y recuerda la realidad a la que deben enfrentarse sus personajes.
Un relato de dioses y humanos, donde Marte y Venus libran una gran batalla que nos enamora con este montaje.