No sé si alguna vez has pensado en ser actor/actriz (si tienes la mala costumbre de comer tres veces al día, te sugiero que busques otra alternativa laboral). En caso de que tu respuesta sea afirmativa, aquí te dejo tu primera clase: ve a ver a Gutiérrez y a Bermejo -al menos en El Traje- porque a eso es a lo que tienes que aspirar. A esa precisión, a esa claridad, a ese montón de capas y matices en los personajes, a ese tempo cómico afortunado…
El texto es, en apariencia, un disparate continuo con un montón de momentos magníficos donde todo se desacelera para que te conectes con uno de esos dos personajes encima del escenario, (quizás cada vez con uno, pero nunca te despegas de ellos).
Diálogos rápidos, picados, ágiles y bien emplazados (gran texto y dirección), silencios colocados en el momento justo, ninguno vacío o aleatorio, siempre cargados de algo que te suspende en la atmósfera delirante que se crea desde el minuto 2.
Si tuviera que poner un «pero» (que no es que quiera, pero es que si no parece que no hay ningún lugar al que avanzar), diría que algunos momentos de la parte física (peleas, enganchones…), podrían mejorar en organicidad (como si los actores temieran hacerse daño el uno al otro y se notase ese control escénico en esas partes).
Por lo demás, impecable muestra de lo que es hacer buen teatro desde la sobriedad y la sencillez de un decorado austero y funcional con una historia contada por dos instrumentos (los actores) que en todo momento están como tienen que estar y son lo que tienen que ser.
Muy recomendable.
Con deciros que vi la obra sentada justo detrás de Viggo Mortensen y sólo lo miré una vez…