Entramos en una oficina, en el día a día de muchas empresas; un jefe que tiene un jefe que a la vez tiene un superior con el que solo habla por teléfono y le dicta órdenes. Por debajo, más laberinto de puestos. ‘Fucking Money Man’ pone el foco en las relaciones personales y laborales y en todo lo que necesita cambiarse todavía desde su interior.
La compañía Kurasana vuelve a impactar con un montaje edificado esta vez sobre un juego de poder y formas muy sutil, pero poco a poco condensado en una obra potente y muy bien construida en tan solo 60 minutos. Llama la atención la escenografía, construida entre cajas, papeles y luces que es movida por el elenco y rearmada para definir espacios, tareas, cargas y puestos de trabajo. Muy bien conjugada, qué sencillo parece, pero qué complicado que case tan bien continuamente.
Irene Revuelta ha escrito y dirigido una pieza a la que doy una muy buena evaluación por la entrega al tema, la fina dirección y la astucia para ir creando una torre de deberes que aún nos quedan por solucionar en torno al abuso y las malas prácticas. Tomemos apuntes y exijamos otros finales.