A veces piensas lo fácil que es hacer una magnífica obra de teatro: excelente texto, tema interesante y candente, actores que lo dan todo en el escenario y lo hacen muy bien, dirección de escena eficaz, escenografía adecuada que ayuda pero no distrae.
Y ya está. Eso es todo. Pero del párrafo anterior nos debe sobrar la palabra “fácil”, porque si lo fuera, todos los días estaríamos asistiendo a funciones increíbles que nos harían disfrutar una barbaridad. Y esta circunstancia no se produce frecuentemente. Pero el caso de la obra que nos ocupa, “Here comes your man”, cumple absolutamente todas las condiciones para convertirla en algo excepcional que nos hace disfrutar, al tiempo que nos remueve por dentro. La función te envuelve, no te permite ni un segundo de descanso emocional… Nos identificamos con uno u otro de los personajes (cuando no con los dos). Nos convertimos en parte de la obra.
La historia es enrevesadamente sencilla: una reunión de antiguos alumnos de un colegio religioso en la que se produce un enfrentamiento entre dos de ellos, un acosado por su inclinación homosexual y un acosador en aquellos años escolares. Dos personajes interpretados magistralmente por Sergi Cervera y Marc Ribera. ¿El bueno y el malo? Aparentemente sí, al principio, sí; pero en el desarrollo de la acción, algo va cambiando sutilmente: ambos van mostrando aristas que se descubren poco a poco y que les convierten en personas con más grises que blancos o negros. Este es un acierto total (a nuestro juicio, el mayor) de la obra y, obviamente de su creador y director, Jordi Cadellans.
En resumen, esta representación es totalmente recomendable. Hay que verla.