Una sala pequeñita, de esas que te hacen disfrutar el teatro de cerca y de las que no permite a los actores hacer nada sin que el público lo note y reaccione. Una sala a la vuelta de la esquina del protagonista de la obra: un edificio abandonado que vivió tiempos mejores. Una sala y dos actores entregados, poco más hace falta para meter al público de lleno en una historia que te atrapa por lo cercana y reciente, por lo interesante y desconocida.
Con una original propuesta de teatro documental, en el que las escenas y diálogos de los actores se apoyan con imágenes de archivo y testimonios sonoros, los responsables de esta obra han investigado la apasionante «vida» del otrora famosísimo Hotel Mónaco, lugar de referencia de Alfonso XIII, sitio de culto de la movida madrileña después, edificio en ruinas en la actualidad.
La historia ya de por sí es interesantísima, pero además aprovecha para sacar a la palestra temas como la gentrificación, la discriminación, la lucha contra la droga, el capitalismo y la homofobia, rindiendo un especial homenaje a los damnificados, los discriminados y los olvidados que quedan por el camino cuando la transformación de un barrio (el de Chueca) es tan loca como egoístamente cruel.
Muy recomendable. Me encantó.