El actor y creador Alberto Fonseca ha estrenado Hoy es el día, su primer texto como dramaturgo, en el marco del Festival Sala Joven en el Teatro Galileo. Bajo la dirección de Jesús Díaz Morcillo, el joven madrileño se presenta en escena, nada más y nada menos, que con su padre: Antonio López Fonseca, Doctor en Filología Clásica y totalmente ajeno al mundo de la interpretación. Eso sí, a raíz de este papel estelar, esperamos volver a verlo pronto sobre las tablas como actor revelación de la temporada.
Tras la muerte de su perro, Alberto indaga sobre los vínculos que lo unen a su padre más allá del animal. El fútbol, en forma de un Atlético de Madrid leal y luchador, parece ser el único lazo que existe entre ambos y el desencadenante de esas conversaciones en el coche condenados a no mirarse a los ojos. La propuesta toma prestados a Odiseo, Telémaco y Argos para profundizar en la oscuridad de las relaciones padre-hijo y se sirve de la épica griega para generar varias capas entre las que el espectador se mueve intrigado tratando de discernir si la voz que escucha es la del actor o la del personaje.
«Actuando soy más valiente que en la vida real» afirma el joven actor al principio de la función, y nos obliga a preguntarnos: ¿Qué es ser valiente?¿Luchar en la Guerra de Troya?¿Decirle a un padre que lo odias?¿Decirte a un hijo que es lo más importante? Alberto y su padre son valientes, sin duda, y también un dúo lleno de fuerza sobre las tablas.
La pieza, escrita con trazo fino, presume de un sentido del humor autoconsciente y cómplice con el espectador y es capaz de abordar, con sensibilidad, respeto y humildad, cuestiones tan pertinentes como el amor en la familia, la paternidad, la masculinidad, la muerte o la memoria. Se trata, en definitiva, de una propuesta cargada de verdad que, estoy segura, muchos vivimos como una catarsis propia.
