Yo y mis circunstancias. Jane Eyre es el desarrollo de las circunstancias hasta llegar al yo. El pasar de la vida, enamorarse, sentirlo, destrozarse por la renuncia y rehacerse: aprender, en fin, en el camino.
Charlotte Brontë implica per se una maleta llena de cientos de interpretaciones y, desde luego, Carme Portaceli consigue proyectar la Jane más humana, feminista y libre a través de un montaje rítmico gracias a la música de Clara Peya, que también está al piano desde el patio de butacas, junto a su compañera Alba Haro al violonchelo.
Ariadna Gil es Jane, pero también Charlotte, pasando por Currer, y encuentra un contrapunto espectacular en Abel Folk como Rochester. Completan de forma armónica el elenco Jordi Collet, Gabriela Flores, Pepa López, Joan Negrié y Magda Puig en una infinidad de personajes que son uno, y conversan mágicamente con la puesta en escena.
El estreno teatral de la temporada del Teatro Español es una clara declaración de intenciones: pasión, más pasión y recuerdo.
El recuerdo y denuncia de que la mujer no tiene por qué asemejarse a un hombre para ser libre, sino que puede – podemos – tener cabeza y corazón de mujer en aras de nuestra libertad. Queremos derechos, y no flores.