Cuando fui a ver La gran ofensa, obra dirigida por Oriol Pérez y Serapi Soler, según entré a la sala del Teatro Lara, me dieron el folleto de la obra y podía leer «material sensible», así que me senté en mi butaca preparada para ver y escuchar cualquier cosa.
La gran ofensa es una comedia que trata un tema muy actual como es el humor negro de muchos y grandes cómicos de nuestros días, de programas de radio y televisión con índices disparados de audiencia en los cuales se hacen chistes sobre noticias o temas sensibles, como pueden ser ataques terroristas, enfermedades terminales, racismo, personas con síndrome de down, enanismo, los presos del ‘procés’, etc. Este tipo de humor es siempre un humor controvertido y que trae polémica entre los que piensan que son solo chistes y existe la libertad de expresión, y los que por otra parte se sienten ofendidos dependiendo de qué tema se trate; y es que muchas veces basta con estar afectado o te toque muy de cerca un tema, para que algo que antes te podía hacer gracia, deje de hacerlo.
En la obra, Cristian Valencia y Dani Amor, interpretan a ‘Sergio y Bernat’, dos cómicos denunciados por ‘Mateu’, Artur Busquets, que interpreta a una víctima del atentado de las Ramblas, ofendido por uno de sus chistes. Son defendidos por ‘María Pilar’, Betsy Túrnez, abogada que tiene serios problemas con las drogas pero es amiga familiar.
Durante la obra, te ves sorprendido riéndote sobre temas delicados, y a veces girando la cabeza con otros chistes sobre otros temas, que a lo mejor a ti te da más cosilla reirte, pero que a tu compañero de al lado o al público en general, sueltan verdaderas carcajadas. Y es que este tipo de humor es muy subjetivo y la obra te hace reflexionar sobre ello; e incluso te hacen partícipe del final de ella, decidiendo como jurado popular con una votación si son culpables o inocentes, dándote el privilegio de decidir el final de la obra.