Domingo por la tarde, previo al inicio del cole. Mi mujer, mi hijo de 7 años y yo decidimos embarcarnos en el Titanic.
Era la primera vez que mi hijo tenía una experiencia con la realidad virtual y ¡salió completamente emocionado! Me parece un planazo para la familia, eso sí, no lo recomiendo para niños más pequeños de esta edad.
El principio es muy interesante. A pesar de que todos conocemos la historia del gran buque, ya sea por el cine o por la historia, la exposición consigue aportar datos desconocidos. Recorres varias salas en las que varios paneles explican todos los detalles sobre los orígenes del barco, rescatan las historias de los españoles que viajaron a bordo y muestras objetos recuperados tras el naufragio. No se hace nada largo ni pesado para los niños y se agradece entrar en contexto.
Lo que más nos gustó fue la sala inmersiva. ¡Sientes de verdad que estás navegando! Hay momentos muy bien conseguidos. Se recrea muy bien el choque con el iceberg pero la proyección no es nada dramática. Verdaderamente me parece un acierto cómo se cuenta una historia tan trágica sin caer el dramatismo.
Pero el plato fuerte es, sin duda, la sala del metaverso. Gracias a unas gafas de realidad virtual, puedes recorrer el fabuloso Titanic desde la cubierta hasta la la sala de máquinas, pasando por los camarotes de tercera, segunda y las salas de lujo de la primera clase.
Tanto si ya has tenido experiencias previas en otras exposiciones, como si es tu primera vez, es muy muy recomendable. Nos encantó.
Nos llevamos una foto de recuerdo (gratuita) de una tarde diferente.