Payasada, a mucha honra.

Las trágicas payasas de Shakespeare

Las trágicas payasas de Shakespeare
08/04/2024 - Teatro Pavón

Tengo que admitir que, como cuando enciendo la tele y aparece Telecinco, no tenía ninguna expectativa frente a este espectáculo. Domingo por la mañana. Era morir a codazos en el Rastro, ordenar el cajón de las bragas o ir al teatro. Estaba claro. Si acaso, la obra en sí la afrontaba con algo de animadversión porque Hernán Gené, el director, me daba clase de «Cuerpo» cuando estudié Arte Dramático, y sus clases eran a las 8 de la mañana, lo cual no invitaba a quererle mucho. (Probablemente él no me recuerde a mí porque, como acabo de mencionar, sus clases eran a las 8 de la mañana!).

La función comenzó con una interacción inesperada con el público. «No sé a dónde va a parar esto. ¿No me habré confundido y estoy en un show de Juan Dávila?» Pero no (menos mal, no estaba yo para que me insultaran). Resulta que la interacción inicial era una premisa que no voy a aclarar, pero que luego aparece de nuevo en el espectáculo.

No sé cuántos de vosotros prestásteis atención en clase de Literatura (si sois de la LOGSE en adelante, igual ni teníais la asignatura), pero para ver esta obra no hace falta ser conocedor de Shakespeare. Igual un poco sí que mejora la experiencia el saber el argumento de las tres obras que se parodian, porque así disfrutas más lo disparatada y divertida que es la versión que hacen. Es como cuando escuchas «In the Ghetto» cantada/destrozada por El Príncipe Gitano y antes la has saboreado en la inigualable voz de Elvis.

Lo que hacen estas chicas es parodiar tres de las obras más emblemáticas del dramaturgo, resumiéndolas en un espacio neutro que ellas se encargan de aderezar con recursos varios que no quiero destripar para no arruinar las sorpresas. Vestuarios hilarantes muy bien elegidos, referencias populares que alivianan la densidad de los textos de Shakespeare, (que aparecen y desaparecen a lo largo de la función en forma de divertido homenaje) y muchos otros recursos que hacen de este espectáculo algo que merece la pena ver.

Para mi gusto, si tengo que ponerle un PERO, hay un par de cosillas que yo me hubiese ahorrado. Estoy hablando de los números circenses que aparecen en algún momento que, si bien son vistosos y disfrutables, siento que están metidos un poco a capón en el entramado de la historia. Es como si en «La lista de Schindler», de repente aparece un elefante con cascabeles. ¿Te sorprendes? Sí. Pero no tiene nada que ver con la historia que ya bastante digna de ver es como para que le haga falta meter ese elemento para captar la atención.

Pero lo más destacable de este espectáculo es, sin duda, el gran trabajo que hacen las actrices. Cinco mujeres interpretando toooooodos los personajes y logrando que cada uno de ellos sea diferente y sorprendente. Me dejó boquiabierta el dominio del cuerpo que tienen esas mujeres y que me hizo avergonzarme del ruido que me hacen las rodillas cuando me agacho a conectar el cargador del móvil en el enchufe. Qué manera de explorar las posibilidades del físico de cada personaje; la voz, los andares…Es decir, lo que viene siendo el clown, (que los ignorantes dirán que es pintarse de blanco y hacer malabares en los semáforos porque en el Starbucks ya no contratan gente). Estas cinco payasas, en el sentido más puro de la palabra, se divierten y divierten al público haciendo algo que está al alcance únicamente de los que han entrenado su cuerpo desde el rigor y la disciplina. Se nota el trabajo que hay detrás en todos los detalles. Y se puede entrever también que, además de la dedicación y la constancia en los ensayos, se lo han tenido que pasar muuuuuuuuuuuuuy bien ideando todas esas locuras que después disfrutamos desde el público.

Agradezco, pues, que estas cinco «loquitas» sí decidieran madrugar todos los días para ir a las clases de este señor que tan buen trabajo ha hecho en la dirección. Como ya no puedo volver en el tiempo para hacerlo yo (por eso estoy escribiendo esto y no haciendo uno de esos divertidos personajes con ellas), os invito a que vayáis a ver este espectáculo y recordéis lo bonito de ver a los payasos de la tele, pero esta vez en vivo y en directo. El cajón de las bragas puede esperar.

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