Mónica García Ferreras y su compañía, Vía Muerta hacen SIEMPRE teatro por amor al arte. Sin despliegue de medios ni grandes parafernalias. Ni las necesitan (aunque a todos nos vendría muy bien tener «un poco mas») porque basan sus trabajos en la sinceridad, la honestidad, el afán de lucha, la valentía y el rigor.
Mónica escribe, dirige y protagoniza esta historia sobre seres heridos, ocultos del mundo, de los demás y de sus propios sentimientos. Seres aislados en una zona remota, supuestamente segura pero recóndita, alejada de la vida misma. Y es que a veces las peores cárceles son las que nos creamos nosotros mismos y los mayores cascarones los del miedo al otro. Historia de referencias reconocibles y desarrollo neorrealista y duro de cojones.
Diego Ramírez acompaña a Mónica en esta aventura dura y desoladora sobre dos seres enfermos y heridos que deberán luchar contra las circunstancias y contra sus propias cicatrices.
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