Barak Ben-David ha creado un espectáculo partiendo de textos de cuatro obrones de Federico. Ha creado una dramaturgia fascinante, cautivadora, sólida y perfecta tanto visualmente como en cuanto a ritmo, magnitud, progresión y potencia.
Yerma, la novia, Adela y Doña Rosita en boca de hombres. Y ya está. Se cambian unos cuantos géneros y se deja que las palabras de Federico actúen. Obviamente el hecho de que los personajes sean mujeres de una época concreta añade mucha tela a la bestialidad de lo que nos contaba Lorca. Pero en boca de hombres adquiere un peso y una profundidad nuevas y arrolladoras. Y es que quizá menos los personajes de «El público», los seres que habitan los textos de Federico podrían cambiar de sexo y seguirían siendo espeluznantes.
Escénicamente le espectáculo es una gozada. Videos de Nitay Shalem cojonudos, vestuario de Tal Kilshon impecable, luces soberbias y un grupo de actores prodigiosos.
Ben-David dirige con maestría las palabras y el lirismo de Lorca para sacarles el mayor y mejor jugo. Y es que la poesía, el lirismo no necesita apoyos ni armas secretas. Con dejar que respire suelto y libre vuela por sí solo.
Cuatro actores bellos e intensos brillan en escena. Cuatro actorazos guapos de morirte y con una solidez apabullante. Jorge Gonzalo, Javier Prieto, Raúl Pulido y un fabuloso Juan Caballero demuestran que el compromiso con lo que uno hace es, aparte de las dotes de cada uno, la mejor arma para desparramar arte y sensibilidad por el escenario. Para hacerles la ola, a los cuatro y a Barak.
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