Civilización y barbarie

Los pazos de Ulloa es sin lugar a dudas la obra más celebrada de Emilia Pardo Bazán. Feminista y cosmopolita, doña Emilia supo reflejar de manera magistral en su novela el eterno conflicto entre civilización y barbarie. Los pazos de Ulloa es una novela que se enmarca dentro de los presupuestos del movimiento naturalista (ese determinismo al que parecen condenados los personajes), pero que también contiene otros elementos que la acercan a la estética romántica (la ambientación en los frondosos bosques gallegos con sus tormentas y supersticiones). Es en ese punto donde podría establecerse un paralelismo con Cumbres borrascosas de Emily Brontë. En medio de ese caciquismo y salvajismo, el «débil» párroco don Julián se erige como faro, capaz de elevar su voz y denunciar la injusticia y violencia ejercidas impunemente por el marqués don Pedro Moscoso. En el centenario de la muerte de Emilia (que coincide con el del nacimiento de Fernando Fernán Gómez), la que fue directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Helena Pimenta, dirige esta maravillosa adaptación de Eduardo Galán, que hace reflexionar a los espectadores sobre la vigencia en la actualidad de muchos de los temas de esta escritora adelantada a su tiempo: el machismo y la educación como arma para combatir la crueldad. Imposible no recordar la soberbia adaptación que dirigió Gonzalo Suarez en 1985 para RTVE y que animo a revisitar desde aquí. En este montaje teatral resuenan los ecos de aquella versión, pero es encomiable esta versión teatral como un digno homenaje a la que posiblemente sea una de las mejores y más insignes escritoras en lengua castellana.