Mamma Mia! vuelve a la Gran Vía madrileña para dejar buenas vibras y buen rollo por doquier. Sales del teatro queriendo entrar de nuevo, como en bucle, quieres más y más de esa alegría y derroche de energía. Es la primera vez que un musical me hace sentir esto, no es broma.
Con un cuerpo de baile y un coro que, literalmente, lo da todo y levantan el espectáculo desde el minuto uno, te dan ganas de subirte a bailar y cantar con ellos. Dentro de una escenografía muy bien lograda, sencilla pero funcional, iluminación preciosa y perfecta, atrezo, vestuario, todo acorde a las necesidades de cada canción y cada escena para enganchar al público y hacerle sonreír con las canciones de Abba.
En cuanto a la parte vocal y actoral de los protagonistas, tengo que destacar especialmente a Verónica Ronda, por su fuerza en escena, y el respeto al personaje de Donna, el alma de Mamma Mia!
Es probable que hayas visto la película y tengas muchas escenas y formas de cantar las canciones del musical en tu cabeza, pero cuando vayas a ver Mamma Mía al Rialto, hazlo con la mente abierta, y dispuesto a pasarlo en grande, porque tal y como se presenta ahora, es una delicia y un planazo para cualquier día de la semana que vayas.
A este musical le respaldan 20 años de trayectoria y aquí vuelve a demostrar que debe estar siempre en cartel, no falla nunca. Es la esencia del espectáculo, y garantía de diversión para todos los públicos.
Mamma Mia! = ¡Buenrollismo máximo!