Miss destierro ha sido la obra que elegí para volver al teatro tras un largo respiro y descanso. Una pieza que es un viaje por la memoria del protagonista y que actualmente se encuentra en el punto de partida de su nacimiento y adolescencia: su pueblo. Torres de Cotilla es el personaje principal de esta comedia gamberra, irónica y deslenguada. Ismael, interpretado por Carlos Munera es el otro protagonista de la obra y al que escucharemos como un altavoz dar vida, voz y forma a todos los parroquianos y parroquianas de Torres de Cotilla.
Empieza la obra y no sabes nada, va por la mitad y sigues sin averiguar ni siquiera un poco, pero de lo que si te das cuenta como espectadora es de las bofetadas que Carlos Munera y Miguel Lobo han introducido en el texto y del ingenio a la hora de dirigir de Juanma Cifuentes. Es una comedia en la que Carlos Munera nos muestra su lado más desinhibidos y su lado más personal, lo que esconde, lo que piensa y siente. Me he sentido una cotilla más del pueblo, ya que no me quería perder ningún detalle y cuando utilizaban el recurso de ir rápido en las conversaciones telefónicas…me ponía de los nervios, puesto que mi vena cotilla no quería perderse ni un detalle. La escenografía, el juego de luces y el vestuario añaden a la obra más interés o más jugo y juegan con los recuerdos y la memoria del actor. Carlos baila y canta en directo y nos embriaga mientras vamos descubriendo su vida, aunque me gustaría haber conocido un poco más lo que ocurrió al irse a Madrid, aunque supongo que es cosa del texto, que nos hagamos preguntas «más allá de lo que vemos o percibimos».