En esta obra el espectador observa entre bambalinas cómo un dramaturgo le explica la nueva obra de teatro que ha escrito a su productor. La obra se va haciendo realidad en la imaginación de los personajes y la vemos representada en las tablas. Tres amigos se reúnen después de años en la antigua fábrica abandonada de su pueblo natal para rememorar viejos tiempos y ponerse al día… O eso piensan. El motivo real del encuentro se conoce más tarde, desencadenando un conflicto que lleva al espectador hasta el gran final.
Tanto el texto, obra de Paco Rodríguez, como la interpretación de los tres actores, Jaime de Malvar, Bernardo Rivera y de nuevo Paco Rodríguez consigue que el espectador esté muy atento a todo lo que ocurre. La obra es muy amena y tiene un humor inteligente y fresco. Aunque en principio piensas que te encuentras en una comedia, pronto intuyes que el drama va asomándose hasta que se mezclan ambos de una manera equilibrada.
Pero lo que más destacaría de esta obra son los temas que pone sobre la mesa y que me acompañaron, como una sombra, de vuelta a casa: ¿por qué no ayudar a un amigo que quiere terminar con su martirio? ¿hasta dónde llega la culpa de las personas involucradas tanto si se lleva a cabo el acto como si no? ¿Por qué no somos capaces de confesar nuestro amor? ¿Por qué tenemos tanto miedo a amar y no ser correspondidos? ¿Dónde están los que se van? Y otras preguntas que no os hago para que os las planteéis vosotros/as mismos/as cuando vayáis a verla…