Negra sombra

Es una obra poliédrica con muchas capas y muchas texturas. Todos los espectadores que vayan a ver Negra sombra deberán ir como si fuesen a observar un lienzo en blanco, sin saber nada de ella.

Creo que lo que hace que la obra Negra sombra sea especial, es la forma que le han dado al texto y  la manera tan única y especial de narrar los hechos; es como si el espectador fuese partícipe de ese trío de amigos con los que se sentirá identificado en más de una ocasión.

Es una obra muy luminosa, aunque en un primer momento no lo podamos apreciar, porque para poder ver todo en conjunto y lo que Jaime de Malvar, Paco Rodríguez y Bernardo Rivera nos quieren mostrar, lo tendréis que ver pasadas unas horas e incluso al día siguiente.

Hace tiempo que no veía en el teatro una obra valiente a la vez que llena de sensibilidad y respeto a los temas que trata. Hace tiempo que no veía tantos giros introducidos, pero todos bien desarrollados y hace tiempo que no me daba la cabeza tantas vueltas para hacer una opinión.

Negra sombra no es fácil de catalogar, tampoco es fácil de plasmar la opinión. Creo que la dificultad reside en que es una obra tan completa que no sabes por qué temas empezar o qué decir.

En apariencia y por la sinopsis (para quien quiera leerla), puede parecer una obra sencilla y sin pretensiones, pero os prometo que os dará vueltas la cabeza en infinidad de ocasiones.

Hablemos un poco de Jaime de Malvar, Paco Rodríguez y Bernardo Rivera, los tres están maravillosos, además de que se nota la complicidad y la naturalidad con la encaran a sus personajes. También se nota el mimo que han puesto en el vestuario y en la escenografía; me ha dejado sin palabras entrar al teatro y ver una escenografía tan sencilla, pero a la vez tan llamativa. No quiero dejarme en el tintero a Marcos Larkin; él ha hecho magia con la banda sonora de la obra, el piano que suena en los puntos más álgidos de la trama aportará emoción y palabras que no salen en ese instante.

Os la recomiendo mucho, ya sabéis que no suelo hacer recomendaciones tan amplias, pero siempre que me gusta tanto una obra, no sé ni por dónde empezar, ni qué decir, así que perdón si he divagado mucho, ¡pero no os quería destripar nada importante de la trama!

En esta obra el espectador observa entre bambalinas cómo un dramaturgo le explica la nueva obra de teatro que ha escrito a su productor. La obra se va haciendo realidad en la imaginación de los personajes y la vemos representada en las tablas. Tres amigos se reúnen después de años en la antigua fábrica abandonada de su pueblo natal para rememorar viejos tiempos y ponerse al día... O eso piensan. El motivo real del encuentro se conoce más tarde, desencadenando un conflicto que lleva al espectador hasta el gran final.

Tanto el texto, obra de Paco Rodríguez, como la interpretación de los tres actores, Jaime de Malvar, Bernardo Rivera y de nuevo Paco Rodríguez consigue que el espectador esté muy atento a todo lo que ocurre. La obra es muy amena y tiene un humor inteligente y fresco. Aunque en principio piensas que te encuentras en una comedia, pronto intuyes que el drama va asomándose hasta que se mezclan ambos de una manera equilibrada.

Pero lo que más destacaría de esta obra son los temas que pone sobre la mesa y que me acompañaron, como una sombra, de vuelta a casa: ¿por qué no ayudar a un amigo que quiere terminar con su martirio? ¿hasta dónde llega la culpa de las personas involucradas tanto si se lleva a cabo el acto como si no? ¿Por qué no somos capaces de confesar nuestro amor? ¿Por qué tenemos tanto miedo a amar y no ser correspondidos? ¿Dónde están los que se van? Y otras preguntas que no os hago para que os las planteéis vosotros/as mismos/as cuando vayáis a verla...