La visión que Tejido Abierto Teatro nos propone para el clásico de Ibsen “Peer Gynt” es una locura acelerada y caótica. El ritmo de la obra es trepidante, a la par que sorprendente. Teniendo en cuenta que en numerosas ocasiones pasan cosas importantes o el texto es muy farragoso, filosófico o difícil, el espectador no siempre se entera de lo que está sucediendo. Luego si añadimos que los actores no dicen el texto, sino que lo lanzan, pues no ayuda.
La obra es divertida de ver y entretenida, a más de uno le arrancará una carcajada y se sorprenderá de la obra. Pero no es una obra redonda ni mucho menos. Tiene muchos fallos. Por un lado, el texto es muy complejo y trata temas muy serios; pero por otro lado la puesta en escena peca en numerosas ocasiones de simple y de poco cuidada. Quizá si fuese menos evidente en las acciones, en teatro suele ser más interesante lo que se sugiere que lo que se planta a la vista de todos.
Los actores sin embargo están bien, a la altura de la propuesta. Aportarían mucho a la obra si esta estuviese mejor encauzada y se les entendiese mejor.
Lo que me pareció muy interesante y sugerente fue la escenografía, llamativa y sorprendente, el uso del espacio y el vestuario.
Es una obra que dista de estar bien porque no está del todo bien encaminada.