Para los incontables fans de la película

Pretty Woman, el musical

Pretty Woman, el musical
28/01/2024 - Teatro EDP Gran Vía

Otra adaptación musical de película de éxito. Nada que decir. Si tienes una buena historia, ¿por qué no darle otro tratamiento artístico?. A partir de ahí, se puede aportar algo o no. Y me temo que el segundo caso, como aquí, es lo habitual. Eso sí, su entregado púbico fiel recibe lo que busca y sale entusiasmado, gracias también al truquito de canción final participativa. El musical reproduce diría que al milímetro creo (no, no he visto la película, believe it or not, que no me llamó nunca ni la pareja protagonista ni la historia de un señor guapo y rico que contrata a una prostituta y nace una historia romántica de cuento). Aquí está todo, la ópera, el estuche con la joya, la tienda pija, la bañera… así que quien quiera revivir la película sale satisfecho.

¿Funciona dramáticamente? Poquito. Es un musical, la música debe acompañar a la historia, hacerla avanzar, desarrollar los personajes, y no me llegó mucho de esto. Partitura a medio camino, como tantas y no es malo per se, del rock y el pop más radioformulero.

En cuanto a las interpretaciones, correctas, mejor en la parte musical que en la de texto. Brilla, y van…, Erika Bleda (La Llamada) como la amiga de la protagonista, y uno intuye que si la dejasen volar, de un personaje sin mucha enjundia, lo convertiría en protagonista. Roger Berruezo (Casi Normales), guapo a rabiar, defiende el personaje dignamente con su talento vocal contrastado, y hay cierta química con la protagonista, Cristina Llorente (Ghost) de menos a más.

Escenografía inteligente, dinámica, pelucas que cantan mucho (demasiado habitual últimamente en los musicales), vestuario correcto, aunque las camisas vayan cortas de mangas y coreografías resultonas y bien ejecutadas.

Lo mejor: La alegría del público que acude entregado desde antes de empezar.

Lo menos mejor:  me meto en un jardín, pero aquí va. Hace años se hacía humor del personaje afeminado. Hoy al revés, parece que sólo se puede hacer humor cómplice en ese registro, y si no hace gracia o cansa, eres intolerante. El botones, en cada escena más exagerado, cansa. Y acaba siendo retrógrado.

En resumen: correcta propuesta dirigida a los numerosos fans de la película. NI deja huella ni molesta y consigue lo que busca: que los fans revivan en teatro lo que se saben de memoria y les emociona. Éxito seguro.

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