Pretty Woman, el musical

Otra adaptación musical de película de éxito. Nada que decir. Si tienes una buena historia, ¿por qué no darle otro tratamiento artístico?. A partir de ahí, se puede aportar algo o no. Y me temo que el segundo caso, como aquí, es lo habitual. Eso sí, su entregado púbico fiel recibe lo que busca y sale entusiasmado, gracias también al truquito de canción final participativa. El musical reproduce diría que al milímetro creo (no, no he visto la película, believe it or not, que no me llamó nunca ni la pareja protagonista ni la historia de un señor guapo y rico que contrata a una prostituta y nace una historia romántica de cuento). Aquí está todo, la ópera, el estuche con la joya, la tienda pija, la bañera… así que quien quiera revivir la película sale satisfecho.

¿Funciona dramáticamente? Poquito. Es un musical, la música debe acompañar a la historia, hacerla avanzar, desarrollar los personajes, y no me llegó mucho de esto. Partitura a medio camino, como tantas y no es malo per se, del rock y el pop más radioformulero.

En cuanto a las interpretaciones, correctas, mejor en la parte musical que en la de texto. Brilla, y van…, Erika Bleda (La Llamada) como la amiga de la protagonista, y uno intuye que si la dejasen volar, de un personaje sin mucha enjundia, lo convertiría en protagonista. Roger Berruezo (Casi Normales), guapo a rabiar, defiende el personaje dignamente con su talento vocal contrastado, y hay cierta química con la protagonista, Cristina Llorente (Ghost) de menos a más.

Escenografía inteligente, dinámica, pelucas que cantan mucho (demasiado habitual últimamente en los musicales), vestuario correcto, aunque las camisas vayan cortas de mangas y coreografías resultonas y bien ejecutadas.

Lo mejor: La alegría del público que acude entregado desde antes de empezar.

Lo menos mejor:  me meto en un jardín, pero aquí va. Hace años se hacía humor del personaje afeminado. Hoy al revés, parece que sólo se puede hacer humor cómplice en ese registro, y si no hace gracia o cansa, eres intolerante. El botones, en cada escena más exagerado, cansa. Y acaba siendo retrógrado.

En resumen: correcta propuesta dirigida a los numerosos fans de la película. NI deja huella ni molesta y consigue lo que busca: que los fans revivan en teatro lo que se saben de memoria y les emociona. Éxito seguro.

Bastan tres o cuatro notas, tan sólo unos pocos segundos, para reconocer una de las bandas sonoras más míticas del cine:

Pretty woman, walkin' down the street...

¿Quién no ha visto alguna vez esta historia? ¿Quién no lo ha hecho decenas de veces? Este musical se erige como un homenaje perfecto a este clásico y un regalo para sus seguidores. Pretty Woman, el musical recrea muchas de las conocidísimas escenas de la cinta de 1990. Otras, las versiona y les añade el toque del musical, que es el género perfecto para un guion como este.

La escenografía es, sin duda, uno de los puntos fuertes de este musical que ha llegado a la Gran Vía madrileña. Es, en realidad, sencillo, pero muy versátil y dinámico con el que los actores juegan y con el que se recrean multitud de escenarios: desde el paseo de la fama de Hollywood hasta la bañera del hotel donde la protagonista pasa la noche con Edward, o, incluso, la mítica tienda de ropa de Rodeo Drive, donde Vivian sufrió uno de los rechazos más cinematográficos de la historia y a la que vuelve, horas después, para vengarse de las dependientas.

Cristina Llorente y Roger Berruezo ayudan a colarse en la historia desde el principio. Y a disfrutarla. Son divertidos y están bien compenetrados. Pero, sin duda, lo que destaca por encima de todo el elenco es la voz y el salero de Erika Bleda, la actriz secundaria, que da vida a Kit Deluca, la amiga de Vivian. En este musical tiene un papel mucho más importante que en la propia película, es otro personaje en sí mismo de la trama que cuenta, además, con su propio arco dramático.

Pretty Woman es una buenísima opción para viajar hasta Hollywood sin levantarse de la butaca.

 

"Pretty Woman, el musical" llega a la cartelera madrileña con el texto de 1990 y, aunque la historia en sí ha envejecido regular, la puesta en escena es más que acertada y consigue que Gran Vía se ilumine con los destellos de estas estrellas.

Romance, comedia y la mítica banda sonora se unen para transportarnos a un mundo de lujo y amor en las bulliciosas calles de Hollywood Boulevard.

Creo que la escenografía requiere una mención especial, ya que consigue que viajemos por todos los lugares en los que tiene lugar la película. Lo hace tan sólo utilizando un montaje conformado por escaleras, gracias a la cual se juegan las escenas y las coreografías en varias alturas, a veces un poco vertiginosas. Y, por otro lado, dos estructuras semicirculares que recuerdan a dos joyeros y que guardan dentro una múltiples sorpresas. Algo que el espectador va descubriendo conforme avanza la trama.

En conclusión, este musical no hace más que incrementar la leyenda de la película que, cada vez que aparece en la parrilla televisiva, todo el mundo ve. Evoca las risas y las lágrimas en el público y deja una sensación cálida y nostálgica, recordándonos que las historias de amor son atemporales. Recuerda, para llegar al EDP Gran Vía, "walking down the street".

La película que fue un éxito en 1990, 'Pretty Woman', llega a los escenarios madrileños en forma de un divertido y empoderado musical que a la altura del icono cinematográfico que protagonizaron Julia Roberts y Richard Gere. 'Pretty Woman, el musical' nos traslada al Bulevar de Hollywood para conocer a Vivian Ward y Edward Lewis, dos mundos opuestos que se conocen por casualidad. Desde un principio, la protagonista Cristina Llorente nos deslumbra interpretando a Vivian. La actriz encarna toda la esencia de la protagonista al detalle, destacando también su maravillosa voz.

Roger Berruezo la acompaña con su delicadeza y sensibilidad, interpretando algunas de las canciones más emblemáticas del montaje. Se hacen notar, también, los espectaculares actores secundarios como Erika Bleda y sus inagotable garra y chorro de voz o Rubén Yuste, quien ejecuta a la perfección los gags más cómicos del montaje interpretando hasta a tres personajes secundarios diferentes, destacando el que hace rodeado de sus divertidísimos chicos botones.

Más allá de su notable elenco, 'Pretty Woman, el musical' es un montaje divertido y dinámico que lleva al espectador a recordar el clásico americano, pero que también contiene guiños actuales para todos los públicos y un necesario empoderamiento de su protagonista femenina.

Cualquier representación de Pretty Woman en cine, teatro, musicales o hasta en comic, posterior a 1990, siempre tendrá un hándicap; uno con dos nombres propios: Richard Gere y sobre todo, Julia Roberts. Y es que, desde el estreno en esa fecha de la película de Garry Marshall, todo el mundo identifica a los personajes de Edward Lewis y Vivian Ward con los actores "primigenios".

Superar este problema y hacer creíbles, (por comparación), los personajes del millonario y la prostituta que se enamoran es todo un reto. Reto que solo superan parcialmente Roger Berruezo y Cristina LLorente. Tal vez es imposible hacernos olvidar al elegante Gere y a la encantadora Roberts,

Pero en este musical no se trata de comparar, sino de entretener y divertir. Y eso, sí que se consigue. La representación es muy alegre y colorida. Los números musicales y de baile están bien interpretados y van contando con agilidad la historia.

La escenografía es eficaz, simple y dinámica, de modo que consigue introducir al espectador muy fácilmente en diversos escenarios, desde Hollywood Boulevard hasta el hotel de lujo o el palco de la ópera.

Todo el elenco completa una representación muy agradable, en la que además se agradecen los toques de humor a lo largo de la función a cargo de personajes secundarios como Giulio (Natán Segado), el ascensorista con problemas de dicción que arranca la carcajada del público en sus intervenciones. Es asimismo destacable la versatilidad de Rubén Yuste que interpreta diversos personajes con mucha solvencia y las notables,  aunque breves, interpretaciones operísticas de La Traviata a cargo de Sara Navacerrada y Adrián Quiles.

Al Teatro EDP Gran Vía llega uno de los grandes éxitos cinematográficos de los años 90, y es que, ¿Quién no ha visto alguna vez esta película? O quizás sería más correcto preguntar, ¿Cuántas veces has visto Pretty Woman? En concreto yo la he visto unas cuantas veces, no sabría contarlas. Por eso cuando leí que Pretty Woman se convertía en musical y venía a Madrid, no pude resistirme a verla.

Pretty Woman, el musical nos traslada a Los Ángeles, al bullicio de sus calles. En ellas, Edward Lewis -Roger Berruezo- perdido por la ciudad conoce a Vivian -Cristina Llorente- que ejerce la prostitución junto con su amiga y compañera de piso Kit Deluca -Erika Bleda-. Edward necesita coordenadas para llegar a su hotel y Vivian le ayuda por un módico precio por la información, y lo que empieza por un encuentro casual en la vida de dos personas con diferentes estatus y opciones en la vida, se convierte en una gran historia de amor y de empoderamiento, de seguir los impulsos para conseguir llegar a ser quién quieres ser y encauzar los caminos ya emprendidos en la vida.

Pretty Woman, el musical es fiel a cada una de las escenas de la película y aunque mucho del público presente conoce la historia y lo que va a pasar, no tienes ni idea de cómo van a conseguir el cambio del escenario de un lugar a otro, cómo van a conseguir reproducir algunas de las cosas que pasan en la película como por ejemplo: la escena de la ópera, la de la bañera, cuando Vivian sale de compras o cuando en el final de la peli Edward va en búsqueda de Vivian montado en una limusina entre otras. Pero todas ellas son conseguidas de reproducir, y con éxito diría yo.

Como interpretación personalmente me encantó la de Rubén Yuste, que representaba varios personajes: Happy Mann, Mr. Hollister y Barney Thompson -sobre todo en estos dos últimos personajes fue dónde más me gustó- y también la del botones Giulio -Natán Segado- el cual es protagonista de muchos de los puntos humorísticos del musical. Destacar también el vozarrón de Erika Bleda, que nos deja boquiabiertos con cada una de sus intervenciones en el musical.

Si os gusta la película de Pretty Woman y queréis revivir la historia de una forma distinta, sobre un escenario de teatro y rememorando escenas de la película llenas de coreografías y voces increíbles, ¡no os la podéis perder!

 

 

Quitémonos de en medio primero hablar de lo malo de este musical porque lo bueno ocupa mucho más. Fui con reticencias a ver este musical, aunque la peli la han repuesto numerosas veces en la tele, yo cada vez que la veo la encuentro más casposa, porque la trama sinceramente me espanta. Y el musical, al final comparte trama, aunque lo quieran suavizar.

Dicho esto, la propuesta de este musical es espectacular. La escenografía es excelente, con una capacidad para cambiar de localización y seguir siendo impresionante, de 10. Las canciones son preciosas, los y las artistas ejecutan su trabajo a la perfección. Es dinámica, divertida y atrapa desde el minuto uno. Sus voces me dejaron con la boca abierta, en ocasiones pensaba que no era posible que fuera en directo. Los protagonistas son extremadamente buenos, pero es que quienes tienen papel de reparto los son también. Consiguieron que alguien como yo, que iba completamente reticente, por lo que comentaba al principio, acabara aplaudiendo un trabajo que, sinceramente, no se ve muy a menudo. Es curioso, pero últimamente los musicales que se basan en historias que originalmente no lo eran están consiguiendo unos resultados extraordinarios. Quizá la oportunidad de poder desarrollar un proyecto con mayor flexibilidad, da lugar a un espectáculo tan excelente.

Sin duda, de toda la oferta de musicales que actualmente hay en Madrid, Pretty Woman se ha ganado su espacio sobradamente.

Ha llegado a Madrid el musical de Pretty Woman, un clásico de la comedia romántica moderna. Esta adaptación dirigida por Carline Brouwer, sorprende por el respeto al guion, donde los fans más acérrimos encontrarán diálogos completamente iguales a los de la película, todo ello con un reparto también muy acertado y una escenografía sorprendente que va modificándose y adaptándose a la historia.

La trama es tan simple como resultona; una noche en el Boulevard de Hollywood, Vivian Ward, interpretada por Cristina Lorente, una prostituta con ganas de abandonar su estilo de vida, conoce a Edward Louis, interpretado por Roger Berruezo, un yuppie icónico de la época de los '90 centrado en comprar empresas a precio de ganga. Aquí comienzan un romance al más puro estilo americano, donde los golpes de efecto del libreto mantienen al espectador en vilo y a la espera del feliz desenlace.

El mensaje, desde mi punto de vista, es tan tramposo como finalmente reaccionario, pues aunque se presenta como una historia romántica de superación, todo está supeditado al poder del dólar y la moral bienpensante que reinaban en la América de los años de Reagan y que Clinton continuó.

Pero por supuesto, estamos aquí para hablar del musical y del elenco. Y aquí no tengo más remedio que hablar de Erika Bleda, un animal de escena, con una calidad vocal y actoral que te eriza las pestañas. Interpreta a la amiga simpática de Vivian, Kit Deluca, pero en el musical le han dado cierto protagonismo, muy acertado porque levanta siempre la historia y aporta el toque actual que necesita este cuento de la Cenicienta.

No os lo perdáis, ¡os va a gustar!

 

Tras haber alcanzado el éxito cinematográfico en 1990, llenar salas y conseguir récords históricos, surgió Pretty Woman, El musical, una producción con música y letras del cantautor JF. Bryan Adam's y del compositor, músico y productor Jim Vallance; y libreto de Garry Marshall (productor, director y escritor de cine, televisión y teatro) y JF Lawton (guionista de cine, televisión y teatro).

La producción original de Pretty Woman el musical se estrenó por primera vez en el Oriental Theatre de Chicago en 2018, meses después se estrenó en Broadway donde obtuvo un gran éxito.

Ahora llega a Madrid después de su estreno en Barcelona, donde ha triunfado, noche tras noche, en el Teatre Apolo.

Pretty Woman, El musical es un montaje superdinámico, con constantes cambios escenográficos. Es divertido, vitalista, positivo y optimista.

Estoy del todo segura que os gustará porque conserva el marco narrativo del éxito cinematográfico, captando a la perfección las escenas más emblemáticas de la película, como la de la bañera, la de las fresas con Champán, la de las compras o la del collar, una de las escenas más recordada y del todo improvisada por el actor Richard Gere y que Garry Marshall decidió introducir en la película.

Me ha parecido sensacional y muy original como se realizan los cambios de escena y escenografía, en la que una parte de los actores intervienen de forma amena y divertida.
Así mismo, encuentro muy original el movimiento corporal espasmódico (cuello, hombros y brazos) que algunos actores realizan en algunas escenas.

Las coreografías, canciones y música son una auténtica maravilla.

La música es en directo!, cosa que los musical lovers agradecemos muchísimo. Seis músicos en directo, todo y que no están presentes en el escenario, nos hacen disfrutar de más de una veintena de números musicales, entre los cuales no podía faltar el inolvidable éxito mundial Oh, Pretty Woman de Roy Orbison.

El reparto de actores principales, secundarios y ensamble son excepcionales, muy completos y con un gran talento. Cantan, bailan e interpretan.


Cristina Llorente (Vivian), Roger Berruezo (Edward), Rubén Yuste (Happy man, Sr.Thompson, Sr.Hollister) y Erika Bleda (Kit) se comen literalmente el escenario, tanto a nivel interpretativo como vocal.
Es un placer disfrutar de la voz, el scat y la técnica de voice craft de Erika Bleda en la mayoría de los temas que interpreta.

También me gustaría destacar el magnífico trabajo interpretativo de la resta del elenco que actuaron el día que yo fui: Edgar Martínez, Ariel Juin, Tatiana Monells, Cristina Gallego, Aleix Mària, Esteban Verona, Elena Rueda, Lara Sagastizabal, Andrea Enrich, Carmen Prados, Sol Carner, Carlos Salgado y Raffaele Ruilosso.

Memorable la escena de la salida a la ópera, con el tema Una noche en la ópera interpretada por Cristina Llorente, Roger Berruezo, Lara Sagastizabal (Violetta) y Carlos Salgado (Alfredo), en el que comparten un momento musical muy emotivo, combinando un tema melódico con un fragmento operístico de la ópera La Traviata de Giuseppe Verdi. ¡Brutal!

Pretty Woman es una historia romántica, pero también una historia de superación y empoderamiento.
No entraré en el interminable debate sobre si es o no una obra machista o feminista, ya que sobre este tema hay muchas y diversas opiniones y puntos de vista. Yo me quedo con la frase "yo digo con quién, cuándo y cuánto".

Pretty Woman es un gran musical, un imprescindible que, todo amante de este género, no se puede perder. Lo tiene todo, grandes voces, buenas coreografías, música en directo, un vestuario impresionante y un equipo artístico extraordinario.

¡Todo, absolutamente todo es espectacular!

Una fiesta de diversión, buena música, voces increíbles y todo un equipo dejándose la piel. Este es el resumen rápido de un musical que te hace salir del teatro con la sensación que se te ha hecho corto y que necesitas más. Días después aún tienes la cabeza en su música y sus números musicales.

Quien sea nostálgico/a de la película lo disfrutará y quien no, también. Breve resumen para aquellos/as que hayan sido capaces de evitar ver el film original: Vivian es una prostituta que trabaja en el bulevar de Hollywood y Edward es un rico empresario que se dedica a comparar empresas y deshacerlas. Ella es una chica sencilla y él es un estirado. Todo cambia cuando Edward la contrata para una noche, que se convertirá en una semana, y el resto… es historia. Comedia romántica de los años 90, que con la vista atrás tiene unos toques poco aceptables hoy en día, pero que el musical ha sabido resolver muy bien.

Originario de Broadway, este musical llega ya con el sello en la música de Bryan Adams y se nota en mucho de sus temas, como, por ejemplo: Libre, Tú y yo o No hay vuelta atrás. Canciones que encuadran con precisión toda la narrativa y que, con la música en directo -como tiene que ser en cualquier musical-, tiene en sus intérpretes, coros y cuerpo de baila un elemento esencial. No solo brillan sus protagonistas, con algunos momentos mejores que otros, sino que los secundarios y bailarines tienen escenas donde roban todo el protagonismo. Especial atención para Giulio (Natán Segado) el botones que acompaña al Sr. Thompson (Rubén Yuste) a todos latos y provoca más de un momento hilarante deslumbrando al público. Y las coreografías son exactamente lo que el musical necesita, sin abusar dibujan la trama con estilo.

Con una escenografía ambiciosa, pero nada pretensiosa, y muy funcional, se crea un marco perfecto para una historia que ya se conoce pero que atrae a todo el público a volver a verla. Enganchados por Vivian (Cristina Llorente) y Edward (Roger Berruenzo) y su historia, el público sabe qué pasará, pero al mismo tiempo está expectante por saber como será trasladada al escenario y cuál será la siguiente canción que le hará mover los pies sin poder evitarlo.

En la parte interpretativa, Rubén Yuste es nuestro gurú en esta narrativa, dando vida a tres personajes clave, pero también es quien nos atrapa más y nos interpela en todo momento. Qué placer es verlo encima del escenario cantando, bailando y desapareciendo detrás de sus personajes. Berruenzo, el Richard Gere del Paral·lel, consigue una contención increíble para presentar un Edward frío y calculador al inicio, y después dejarse ir poco a poco, como su personaje, e ir captivando a cada espectador/a con su voz. Llorente es una Vivian estupenda, aunque a veces su extroversión sobrepasa un poco y desdibuja el personaje, como también pasa en algunos momentos con Erika Bleda y su Kit Deluca. Pero cuando Bleda se presenta con su tremenda voz para dejar asombrado a todo el público, se olvida este pequeño problema. ¡Qué potencia vocal!

Enfrentarse a una historia mítica como esta y, además, hacerlo en formato musical no era nada fácil y las expectativas que generaba el montaje, por esto mismo, no eran muy altas, pero desde la primera nota y la primera coreografía todo lo que se podía prejuzgar se desvanece. Había algunos números muy difíciles de trasladar a un teatro, como el momento de la ópera, y los consiguen transformar en increíbles números musicales que dejan con la boca abierta y deseando mucho más.

Emociona la ilusión que transmite todo el equipo musical y las ganas de hacerlo pasar bien. El musical acaba, pero tu solo piensas en volver a su Hollywood.

Este musical de Pretty Woman es la adaptación teatral de la película de 1990. Una cenicienta neoliberal en clave de comedia romántica que retrata a la perfección la época en la que fue escrita. Hoy en día, sin embargo, más de treinta años después, la historia ha quedado obsoleta y no puede librarse de ese tufo machista que la acompaña, por mucho que lo intenten con alguna replica o canción. Al fin y al cabo, la historia es la que es, y esta versión es totalmente fiel a ella.

El montaje musical, sin embargo, funciona como un tiro y es un regalo para los amantes del género. Por un lado, cuenta con una preciosa y muy flexible escenografía que muta constantemente haciendo un recorrido por las míticas localizaciones de la película. Los cambios constantes de vestuario también contribuyen a trasladar el glamour de la gran pantalla al escenario.

Además, los números musicales, con música y letra de Bryan Adams & Jim Vallance, son realmente espectaculares. Un total de 22 números tan vistosos como narrativos que nos hacen avanzar en la trama con un ritmo siempre ascendente. 22 son también la cantidad de personas sobre el escenario, con las interpretaciones de Cristina Llorente y Roger Berruezo a la cabeza. Aunque también merecen mención especial las de Erika Bleda y Rubén Yuste.

En definitiva, esta producción es altamente recomendable para los amantes de los musicales y de la película original. Aunque es inevitable que el trasfondo machista de la historia genere rechazo en el público actual, y hace pensar si ésta es realmente la historia que queremos seguir escuchando, o si es posible una revisión que la actualice.

La historia del cine está llena de películas “generacionales”, de aquellas que tienen un apoyo más comercial que crítico y que acaban transcendiendo la época en la que fueron rodadas. Películas que se pasan una y otra vez por la televisión, que siempre gustan –normalmente son films poco incorrectos, de aquellos que no molestan a casi nadie- y que acaban resultando icónicas. Podríamos hablar de Grease, de Dirty Dancing… pero hoy lo haremos de Pretty Woman, la película del 1990 que protagonizaron Julia Roberts i Richard Gere.

La versión musical de Pretty Woman es relativamente reciente, puesto que se estrenó el 2018 en Estados Unidos. La música y la letra de las canciones son obra de Bryan Adams i Jim Vallance, y bien es verdad que se agradece que sea un musical original de pies a cabeza. Se hubiesen podido aprovechar canciones de la mítica banda sonora (It must have been Love, de Roxette, o Fallen, de Lauren Wood), pero solo se ha rescatado el inevitable tema de Roy Orbison que da nombre al espectáculo. Era casi obligatorio que esta canción acabara sonando, pero fuera del argumento… cómo si no se quisiera estorbar la partitura ideada por Adams. Una partitura muy al estilo del músico canadiense, en la que el pop rock melódico se mezcla con otros temas más propios del género musical. Quizás falta un leit motiv que lo ligue todo, pero el conjunto es bastante coherente y alentador.

El montaje que nos llega ahora hace su estreno en Madrid y suponemos que tendrá un recorrido largo y fructífero. Es un montaje de la productora Veniu Fama, que ha conseguido un producto muy digno e incluso sorprendente. Música en directo –como tiene que ser-, un buen cuerpo de baile, una escenografía funcional y muy efectiva, y sobre todo unos protagonistas que se merecen la mejor de las suertes. Roger Berruezo consigue uno de los mejores personajes que le hemos visto últimamente, quizás porque el Edward Lewis que recrea nos recuerda bastante al flemático Richard Gere de la película. Cristina Llorente (Vivian) y Erika Bleda (Kit de Luca) quizás enfatizan demasiado sus roles interpretativos, pero en la parte musical no tienen competencia y demuestran que son dos grandísimas cantantes. Y por último, pero no menos importante, citar a Rubén Yuste como maestro de ceremonias. El suyo es un personaje que juega a ser una especie de hada madrina de esta Cenicienta moderna, y va conduciendo los personajes hacia sus inevitables destinos. Un papel en el que se siente muy a gusto y que consigue algunos de los mejores momentos del espectáculo, sobre todo cuando es en compañía de Natán Segado.

Estamos delante, pues, de un espectáculo que ha sorprendido y que puede acabar siendo uno de los éxitos de la temporada… siempre que el boca-oreja funcione. No las teníamos todas después de las muchas adaptaciones musicales oportunistas que se han hecho de éxitos cinematográficos, pero las ganas y la honestidad del producto siempre juegan a favor.

Smedia apuesta por poner en cartelera teatral una versión musical de un clásico que se ha podido ver en muchas televisiones en los últimos 20 años. "Pretty Woman" aterriza en Madrid con propuesta encabezada por Roger Berruezo y Cristina Llorente, visualmente muy atractiva y con otros puntos a destacar.

Hacer una adaptación musical de un clásico es arriesgado, por la infinidad de tópicos (muy vistos en la época) pero que si se analizan ahora, pecan de machistas y clasistas. Lo que se puede ver sobre el escenario del Teatro, se aleja de estos tópicos y soluciona muy bien las diferencias de clases y género. Incluso (bravo por ellos) da la ligera sensación de que los personajes femeninos toman más relevancia e independencia que los masculinos. Un montaje con una escenografía muy versátil y curiosa de analizar para descubrir todos sus secretos de logística. No se puede pasar por alto el nivel vocal y actoral de todo el elenco destacando el papel todoterreno de Rubén Yuste. Hay que destacar que todo el equipo de bailarines está impecable y muy activo durante toda la función.

"Pretty Woman" te hace levantar el culo de la butaca para cantar y bailar su tema más esperado, aplaudiendo el final de cada tema musical y disfrutando del conjunto de la compañía. El reto era modernizar un clásico y lo han conseguido. Sentarte en la butaca con este musical es dejarte perder entre canciones rock, habitaciones del Beverly Wilshire y noches de ópera.