Creo que aún escucho el eco del taconeo de Sara Baras y el cuerpo de baile de Vuela… Cierro los ojos y todavía puedo sentir y emocionarme con el movimiento de la bailaora. Con sus gestos. Su braceo. Su emoción recordando al genio de la guitarra Paco de Lucía. Las telas y colores volando sobre el escenario. Las 6 cuerdas de luz atravesándolo. Los cayados besando la tarima. Las redes de los pescadores abrazando las olas del mar que rompían por cada uno de los trajes de flamenca. La fiesta sonora en la que la guitarra, los cajones y el violín llevaron la voz cantante. Las cuerdas de luz nos recuerdan al maestro que inspira el espectáculo y es que Paco de Lucía se siente, se respira y se saborea en cada uno de los palos. Y las voces, ¡ay qué voces y qué arte! las de May Fernández y ‘El Mati’. ¡Olé!
Otro ¡Olé! infinito para Sara Baras que demuestra en Vuela que es capaz de bailar por tierra, mar y aire y que se puede brillar bailando hasta sentada… Con ella, hasta la muerte parece una fiesta. Hasta la muerte se merece cinco aplausos.
El estreno de Vuela fue una función con mucho, mucho jaleo flamenco. En el escenario y en cada uno de los rincones del teatro. Lleno hasta la bandera. No cabía un alfiler entre los aplausos y vítores de un público entregado y emocionado con Sara Baras y su compañía; una formación con 27 años de trayectoria y mucho duende. Sin duda, Vuela ha sido el mejor bautismo para esta temporada de teatro 24/25. ¡No te lo pierdas!
