Vamos al teatro a reír, a emocionarnos o a sorprendernos, entre otras muchas cosas. Y, de repente, en la cartelera cada temporada, alguna obra me suele confirmar que también vamos a examinarnos. Esto es lo que ocurre si nos dejamos llevar por Solo queda caer, de La Periférica, una compañía que trabaja desde lo pequeñito a lo expansivo, dejando huella y conciencia sobre aquello que somos como sociedad.
Ellos son 3 despojos y van a ver a toda una Eminencia. Esperan, esperan y esperan. Y el público con ellos. La imaginación se dispara enseguida con estos 3 personajes en escena y con un cuarto que nos obligan constantemente a evocar en nuestra mente. El ritmo de los diálogos provoca la risa, el desasosiego que sienten me suena familiar y la forma en la que acaban convocando el escenario cultural español actual me parece una absoluta fantasía en forma y fondo.
Esta primera primerísima función de marzo que he visto me cautiva por todos lados. Cristina Mateos, Pablo Rodríguez y Sara Velasco juegan y nos invitan a jugar y sus interpretaciones son sublimes, no se les puede pedir más. Me suenan, he visto a sus personajes en la vida real. Me impactan de una manera cercana. El texto y la dirección de Raúl Cortés hacen virguerías y nos regalan una pieza llena de tradición, crítica y reflexión. ¡Bravísimo!
