Hacía tiempo que no me reía tanto viendo un musical, o cualquier obra de teatro, en general. Ese sería el resumen corto de la tarde que pasé ayer viendo The Book of Mormon. Cuánta irreverencia, cuánto humor negro, cuánta ironía, qué ácido, qué bien adaptado. Sólo puedo decir cosas buenas de este este espectáculo, que ha llegado al panorama teatral madrileño para poner un punto de frescura y mucho, pero mucho gamberrismo.
La historia se centra en dos misioneros mormones que, tras terminar su período de formación, son destinados a una aldea de Uganda para comenzar allí su evangelización. Pero claro, los habitantes del poblado tienen cosas más importantes en las que pensar, lo que fuerza una serie de situaciones de lo más cómicas e irónicas entre los mormones y los africanos.
Desde luego se nota que sus creadores, Tray Parker y Matt Stone, son los mismos que los de la mítica serie South Park. Y creo que es importante destacarlo, porque no es un musical apto para todas las sensibilidades. Seguro que habrá quien se ofenda, pero desde luego, si entras al juego, vas a pasar una tarde divertidísima.
La música original es de Robert López, que además de The Book of Mormon ha compuesto las canciones de Frozen o Coco. Calidad garantizada. Y la coreografía, que creo que aporta muchísima comicidad, es de Iker Karrera, al que ya es habitual ver detrás de grandes producciones de este tipo en nuestro país.
Solo he podido buscar algún vídeo en Youtube de los montajes de Broadway o Londres, pero me parece que la adaptación de David Serrano está muy bien hecha. Es de elogiar que SOM Produce se haya arriesgado a traer a España un libreto como este. Les puede salir muy bien o muy mal, no creo que haya término medio. Ojalá les salga bien.
