Broadway con el sello Llàcer

The Producers, el musical

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The Producers, el musical → Teatro Nuevo Alcalá
10/03/2024 - Teatro Nuevo Alcalá

La productora Nostromo vuelve a apostar (¡gracias!) por musicales de éxito internacional de crítica y público (La jaula de las locas, La tienda de los horrores…), gran formato, espectáculo asegurado, elenco numeroso y de nivel, excelente dirección musical… Broadway, vamos. Sus propuestas se centran en los elementos más cómicos (abusa, de hecho, pero es lo que entusiasma al público y nos ofrece momentos delirantes con Mireia Portas), y les da un (para los puristas como servidor, sobrero por romper el ritmo, desvirtuar y distraer del libreto) aire de revista, con interacción larga con el público, chistes fáciles, que hace las delicias de los espectadores. Mérito indudable, el de satisfacer a tu público, que hay que llenar el teatro en producciones costosísimas.

The producers, musical de Mel Brooks sobre su propia película, parte de una premisa tan divertida como mala baba hacia la industria: ¿Y si para triunfar económicamente (o sea, desvalijar a los productores) lo mejor es que el espectáculo fracase? Pues nada, ¡a montar el peor musical posible!

Con un elenco redondo, marca de la casa, donde brilla, como siempre, Portas, un talento absoluto, centro de atención constante, el propio Llàcer comiéndose al personaje, cuya pluma sólo supera su ayudante, hilarante Bittor Fernández, el sublime (y van…) Ricky Mata como el apocado y soñador Leo Bloom y Armando Pita como el tunante Bialystock (que, me duele, no me hizo quitar de la cabeza a Nathan Lane pese a su magistral reprise en el segundo acto de lo visto hasta entonces). En los cover (sí, he ido 2 veces), Oriol Burés cumple con nota como Max.

Qué me sobró: el habitual fragmento La Cubana y los largos (divertidos, sí, pero que me sacan de la obra) gags de Llàcer, y otros que por repetidos o largos, pierden efectividad. La locura de Brooks es otra cosa.

Lo mejor: la puesta en escena, de las que entran por los ojos y a partir de aquí todo va rodado, con un diseño de iluminación espectacular, escenografía correcta, vestuario maravilloso y coreografías ágiles de Miryam Benedited.

Lo menos mejor (sólo para mí): la larguísima participación del público. De justicia decir que entusiasmó al resto Y el sonido, necesita algún ajuste.

En resumen: divertida propuesta, que, sí, en algún momento, desbarra, pero que todo el mundo disfruta, incluso quienes no son muy aficionados al musical. Mérito total.

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