La llegada de la familia Travy por primera vez a Madrid era una de las citas teatrales más deseadas y esperadas de la temporada. Una oportunidad de deleitarse de un talento genuino; una suerte de gozar de la presencia en escena de una auténtica familia de juglares. Travy no decepciona; excede de principio a fin cualquier expectativa y te atraviesa irremediablemente como toda experiencia reveladora e inolvidable.
La familia Travy ha decidido literalmente abrir al público las puertas de su casa. Es emocionante el camino de acceso al patio de butacas pudiendo atravesar la caja escénica y el propio escenario. Un acto generoso de la compañía que sumerge al espectador en el ritual escénico desde su llegada al teatro. Igualmente maravillosa será la sorpresa final con la que los Pla-Solina nos invitan a descubrir aún más sobre su familia al término de la función. Todo el material compartido y su propia presencia terminan por enriquecer una experiencia genuina e insuperable.
Comienza el espectáculo con un número de mimo impecable de Oriol Pla. Un talento nato que define en su persona lo que es puramente el teatro. Un hombre que ha crecido, junto a su hermana Diana, literalmente dentro del teatro. Un talento carismático, magnético que lo llena todo con su sola presencia, la cual es abrumadoramente arrebatadora. El movimiento, el gesto, la palabra, la pausa, el silencio, la escucha, la mirada, todo en él es teatro en esencia. Oriol Pla es, sin duda, uno de los mejores intérpretes de nuestra escena contemporánea y, de lejos, el más brillante de su generación. Todo lo excelente de sus interpretaciones audiovisuales se queda corto para lo que es verdaderamente su maestría en directo en la escena.
Pero en esta familia todos son brillantes. ¡Qué revelación Diana Pla! Destaca su destreza gestual y su gran versatilidad para generar momentos de pura comicidad, pero también de hondura. El trabajo corporal es exquisito; sus movimientos son sencillamente hipnóticos y el control de su propia corporalidad es sobresaliente.
Es innegable que los dos hijos han heredado su genialidad de sus padres, Quimet y Núria quienes ofrecen en todo momento un alarde del amplio rango de posibilidades que el humor ofrece en su máxima expresión. Su comicidad está impregnada de seriedad, crítica y reflexión y si bien su lenguaje encuentra sus bases en una vertiente teatral más clásica es realmente hoy de marcada modernidad. Especialmente las escenas de ellos dos juntos son pura belleza. En ellos el gran juego de combinación de las dos lenguas, el catalán y el español, adquiere una capa de profundidad y de verdad absolutos. De hecho, esta decisión de mantener algunas partes dialogadas en el idioma original que se corresponden con lo más puramente privado de la familia le otorga a la propuesta todavía más riqueza y significación en el juego escénico.
Y es imposible no detenerse en el trabajo coral: las escenas de los cuatro, especialmente las de repetición y las que están cargadas de puro movimiento y coreografía, son pura belleza. Magníficos, de matrícula de honor. Una lección magistral de teatro.
La puesta en escena y la música acompañan en todo momento a crear esa atmósfera de ilusión, magia, verdad y vida que es el teatro y que Travy muestra con absoluta belleza y generosidad. El trabajo de dramaturgia de Oriol Pla y Pau Matas es original, ingenioso, una pieza textual que es realmente un clásico contemporáneo. La dirección de escena juega siempre a favor del suceso teatral y del talento coral de sus cuatro intérpretes.
Travy es un bello homenaje a la familia Pla-Solina que es también al mismo tiempo un extraordinario juego metateatral que reflexiona de forma crítica, divertida y emocionante sobre la herencia, el legado, el amor, la muerte y la vida entendida como teatro en su más pura esencia. Un acto de generosidad de quienes han hecho de su forma de creer y crear el teatro toda su existencia.
Travy es una absoluta maravilla. Pura genialidad. Un espectáculo tan emocionante como divertido sobre la naturaleza del teatro y la familia. Lo mejor que he visto en teatro en mucho tiempo. Un regalo para los teatreros amantes del teatro con mayúsculas. Un espectáculo imprescindible, inolvidable y difícil de igualar y repetir. Enormemente agradecida a la familia Pla-Solina por este regalo escénico de pura vida.