Al llegar a casa, Javier y Julia descubren que alguien ha entrado en su piso. No se han llevado nada, pero se han acostado en su cama de matrimonio, han revuelto los juguetes de su hija pequeña y han dejado la televisión encendida con un DVD de una ecografía de la niña.
Umbrío es un thriller psicológico que incide en las zonas más oscuras del ser humano pero sin llegar a destaparlas, no del todo, tal es la habilidad del autor para alimentar una tensión perturbadora que se mantiene hasta el final de la obra, e incluso más allá, pues gran parte de las sospechas, de las dudas y sombras que planean sobre los protagonistas, queda abierta a la imaginación del espectador.
Josep Mª Miró -Premio Max 2019 por «Tiempos salvajes»- tiene la virtud de abrir puertas a las vidas de los otros, lugares umbríos en los que es fácil quedar atrapados, pero dándonos siempre la opción de salir o cerrar la puerta que, en esta ocasión, es una ventana indiscreta. Por ella vemos desfilar a unos personajes inmersos en un mundo de apariencias, apenas sostenido por unos pilares tan frágiles como sus propias mentiras. Miró los mueve en escena con maestría y contención, alejándolos o acercándolos hasta invadir su propio espacio vital, en un juego ambiguo donde, muchas veces, no sabemos si la tensión es fruto del miedo o de una inesperada y morbosa atracción sexual. Esa atmósfera de suspense y la contenida psicología, apenas esbozada, de todos esos enigmáticos personajes, hacen de esta obra una de las más interesantes de la cartelera madrileña.