Muchos de nosotros vimos ya la conocida película dirigida por Juan Antonio Bayona, y es que no es de extrañar que la homónima novela de Patrick Ness siga transformándose llegando a diferentes públicos a través de diversos formatos. En esta ocasión de la mano de LaJoven compañía, que ha sabido captar perfectamente la esencia de este textazo sanador y revelador.
No es fácil escenificar algo tan abstracto como el monstruo que ronda al protagonista, pero han sabido hacerlo de forma acertada. La pieza es muy amena y dinámica y todo el elenco está comprometido y muy bien engranado. Confieso que lloré como una descosida, no tendría que haberme puesto rímel, al salir parecía un oso panda, aunque descubrí que la mayoría estábamos igual. La obra expone muchas verdades y contradicciones del ser humano que te hacen reflexionar y, en cierto modo, estar más en paz contigo misma y con los demás.
En el teatro abundaban familias con hijos adolescentes, una obra perfecta para ir con esas personitas que están empezando a sentir emociones complejas y no siempre fáciles de comprender.