Basado en la popular película homónima, esta comedia musical optimista y rosa se resume en:
Chica «rubia cliché» americana de clase alta es abandonada por su novio cuando este se marcha a la universidad con el sueño de un futuro entre la élite.
Chica «rubia cliché» americana persigue a su novio hasta la universidad hasta darse cuenta de que para triunfar no necesita ni novio elitista ni renunciar a sus propios gustos y de que saber de peluquería y moda puede ser determinante en la vida y llevarte al éxito.
Todo esto viene aderezado de ironía sobre sororidades universitarias americanas, Harvard, Cheer-Leaders, un coro griego, socios de bufetes de abogados o del cliché americano del concepto del europeo (como no distinguir a un italiano de un gay o a un polaco de un espía).
No es nuestra realidad, pero el público español lo hace propio desde el primer minuto. Lo hemos visto mil veces en pantallas de todos los tamaños. Es el gran triunfo cultural del cine americano: que un señor de Villaverde y una chica del barrio de Salamanca hagan más propio este universo exótico que el de la vida en un pueblo castellano.
La historia es puro optimismo bailable y cargado de energía (y comedia rosa chicle) y si en algún momento no hay comedia, si nuestra protagonista se pone trágica, ella rebaja la tragedia con la ayuda de su coro griego y bailón como Dios manda.
El teatro La Latina apuesta por una puesta en escena colorida y enérgica, de escenografía aparentemente sencilla y funcional, con una plataforma y dos escaleras móviles y unas pantallas de fondo que proyectan las distintas escenografías con alta resolución, contribuyendo a cambios eficaces y muy coloridos.
El cuerpo de baile, intérpretes y coros completan la apuesta desbordando la escena con coreografías corales cargadas de energía y, de nuevo, mucho color. Toda una fiesta.
La protagonista de este musical optimista y multivitaminado es Lucía Ambrosini, que canta muy bien, baila muy bien e interpreta muy bien, con una vis cómica trabajada y brillante, hasta meterse al público en el bolsillo con una facilidad envidiable. Un prodigio de energía.
En cuanto a la calidad del sonido, que es buena, desde las primeras filas del primer piso, donde yo vi la función, se percibía saturado en volúmen y agudos, lo que en los números de letra más acelerada, hacía que se perdiera algún detalle. Entiendo que sería un error puntual de la función a la que acudí, porque por lo demás, se trata de un musical de factura impecable.
La respuesta del público lo corroboró, con aplausos en pie especialmente entusiastas con la protagonista y su amiga peluquera, Maia Contreras.
