Comedia, drama, thriller y Hamlet. Así, de entrada, parece un mejunje extraño, pero este texto de Richard James, dirigido por Gabriel Olivares (Burundanga) e interpretada por él mismo y Leo Rivera (Escape Room) consigue un resultado más que notable. En hora y cuarto, y la trama desarrollándose en tiempo real, asistimos a un interesante y metateatral montaje que transita entre géneros.
Un director de una compañía amateur se acaba de quedar sin el protagonista de su Hamlet. En la desesperación, aparece de la nada un desconocido, que ni sabe de Hamlet ni de teatro, pero se empeña en representar al príncipe de Dinamarca. Al fin y al cabo, dice, “Yo soy Hamlet”.
Se entabla a partir de aquí una especie de combate que, tras un inicio decididamente cómico se va oscureciendo, pasamos de las risas al suspense, salpicado de fragmentos del texto de Hamlet.
Leo Rivera está fantástico en un rol difícil, el de interpretar a un mal actor de forma creíble. Sus comentarios, actitud…ante la lección magistral sobre el teatro y la obra de Shakespeare que le imparte (y a nosotros) el experimentado y superado director nos arrancan sonoras risas. Es esta parte de comedia la que más ritmo tiene, la que nos engancha. La transición a thriller peca de falta de ritmo y el final parece precipitado y no integrado del todo en el resto de la obra pero te quedas con el tono final simpático y habiendo disfrutado de una interesante y novedosa propuesta.
Lo mejor: La interpretación de Leo Rivera.
Lo menos mejor: no parece la mejor de las ideas que uno se dirija a sí mismo, especialmente cuando es el debut en esa faceta