Atiende o dispara.
El título es divertido, es provocador y es contradictorio, porque, en principio, para poder disparar hay que atender, hay que estar atenta. Pero no es «Atiende y dispara», sino que se cuela en medio una «o» para complicarlo todo. O atiendes o disparas. Como si la vida no nos dejara un poco de pausa para poder hacer las dos cosas con calma. Como si atender nos impidiera disparar. Como si disparar fuera el único impulso posible para lograr escapar de todo.
Esta obra escrita por Cristina Redondo, dirigida por Raquel Alonso e interpretada por Aldara Molero, Laura García Marín y Laura Mayo llega para interpelarnos, para que paremos un momento antes de sacar el arma, para que soñemos con ser otras personas y para hacerlo en medio del lejano oeste (¿seguro que el lejano oeste es tan lejano?). Porque esto es una comedia, sí, pero es una comedia western.
Hablamos con la actriz Aldara Molero sobre este montaje que se puede ver en la Sala Mirador del 17 al 26 de enero.
¿Cómo estás?
Estoy en una época de calma a nivel personal y de intensidad y agradecimiento a nivel profesional. Con muchas ganas y agradecimiento de poder disfrutar de las funciones de Atiende o dispara como actriz, y de dejarme llevar por un equipo tan maravilloso como es el de La Ventana. Y con muchas ganas también del estreno futuro de Todas las casas en Cuarta Pared en febrero. Y disfrutando de las clases y del teatro.
¿Qué es una «comedia western»?
Parte del espacio y de los personajes de Atiende o dispara están situados en un imaginario que corresponde al oeste. Eso le da una característica súper peculiar, tanto a los personajes como al estilo de la obra.
John Wayne decía aquello de «Un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer», pero Diana está cansada de hacer lo que se supone que tiene que hacer. ¿Esta obra le da la vuelta a esa frase, porque las mujeres estamos hartas de hacer lo que se nos dice?
Yo no sé si todas las mujeres estamos hartas de hacer lo que se nos dice, pero sí que siento que esta obra cuenta la vida de esos personajes que no han tenido tiempo y espacio para hacerse sus propias preguntas, y que siempre han sido llevados por otros personajes. Diana es un personaje que nunca sería la protagonista de ninguna historia: ella siempre sería la eterna secundaria, una seguidora de lo que los demás van haciendo. Creo que las mujeres necesitamos parar y tener nuestros espacios y nuestro tiempo para permitirnos que las reflexiones, y también los errores (porque merecemos errar como cualquier ser humano), vengan de nuestro lugar y no siempre estén supeditadas al otro.
Esta obra cuenta la vida de esos personajes que no han tenido tiempo y espacio para hacerse sus propias preguntas
En tu vida, ¿eres más de atender o de disparar?
En mi vida soy más de disparar, absolutamente. [Risas]. Pero es maravilloso esto que nos permite el teatro, de poder acercarnos a personajes que aunque los sentimos muy nuestros ya cuando empezamos a jugarlos, no se parecen en absoluto a nosotras. A mí una de las cosas que más me gusta de interpretar al personaje de Diana es que es una persona muy distinta a mí en muchas facetas. En otras no, pero en muchas facetas es muy diferente. Diana es un personaje que no cesa en atender a los demás y al contexto de los demás. Y en eso es algo que somos muy diferentes. Aldara dispara, pero Diana atiende. Y es maravilloso poder interpretar personajes que son tan diferentes a nosotras. Es un viaje, y al final siempre te enseñan y te quedas con algo de esos personajes para tu vida también.
Este proyecto ya está estrenado, pero ¿cómo fue el proceso de ensayos?
El proceso de ensayos fue maravilloso. Es un equipo de mujeres y eso se ha notado muchísimo. Ha sido un proceso de ensayos donde el cuidado ha estado muy presente, donde la escucha y la comunicación han primado en todo momento. Hemos ido todas a una, hemos disfrutado, nos hemos reído y hemos tenido en cuenta todas las realidades personales y profesionales de las personas que están en el proyecto. Yo estoy muy agradecida, me he sentido muy cuidada en todo momento; escuchada, sostenida. Y eso me ha permitido también poderme tirar a la piscina en aspectos artísticos que tenía muchas ganas de probar. Es muy divertido trabajar con este equipo y es un equipo que trabaja con mucho cuidado y con mucho amor.
El equipo está formado por mujeres. ¿Qué crees que pasaría si las historias de vaqueros las contásemos en femenino?
Qué divertida esta pregunta. Creo que las historias de vaqueros están marcadas por la testosterona. Entonces creo que si las historias de vaqueros las contáramos en femenino es muy probable que los personajes no llegaran tan rápido a las manos y a los disparos, y por el camino hubiera más comunicación. No sé si una comunicación eficaz, pero habría más comunicación seguro. Antes de llegar al tiro, ese personaje diría por lo menos por qué está enfadado. [Risas]. Se me hace difícil ver un duelo en femenino y no un «¿Qué te pasa? Vamos a hablar de esto». Desde luego en esta historia a esta sheriff le acompañan las dudas. Y creo que sería muy interesante otorgarle a los personajes masculinos esta capacidad de dudar y de vivir en la incertidumbre.
Creo que las historias de vaqueros están marcadas por la testosterona.
«La libertad a veces también se entrena», reza la sinopsis de la obra. ¿Cómo crees que podemos entrenar la libertad en nuestro día a día?
Creo que el camino puede estar en las preguntas que nos hagamos y en la incertidumbre: cuánto podamos abrazar la incertidumbre y qué preguntas nos hagamos, quizá eso nos puede acercar a una libertad. No sé si tener más confort supone menos libertad, pero desde luego que abrazar la incertidumbre y permitirnos preguntarnos, sin vivir esas preguntas como algo turbulento, sino como algo que forma parte del transcurso de la vida… Creo que ese puede ser un buen camino para entrenar esa libertad.
¿Cómo te gustaría que saliera el público tras las funciones de La Mirador?
Pues me gustaría que saliera el público como hasta ahora ha salido: habiéndose reído, habiéndose emocionado y sobre todo habiendo vivido un viaje. Creo que Atiende o dispara es una obra que plantea un viaje muy interesante para el espectador y para las espectadoras. Y creo que si el público ha viajado con nosotras, desde su butaca, sería maravilloso. No sé si también que se lleve alguna pregunta para hacerse, eso sería fenomenal, pero, sobre todo, que hayan hecho un viaje con nosotras.
Dime una frase de la obra que te guste.