HASTA EL 21 DE ABRIL

Ana López Segovia: «El público vive ‘Las bingueras de Eurípides’ como una fiesta báquica»

La aclamada compañía Las niñas de Cádiz presenta su obra 'Las bingueras de Eurípides', una comedia a partir de 'Las bacantes' que convertirá el Teatro Quique San Francisco en un bingo ilegal

Andrea Garriga
Imagen de 'Las bingueras de Eurípides' de Las Niñas de Cádiz.

Las niñas de Cádiz traen al Teatro Quique San Francisco una fiesta dionisíaca para partirse de risa.

Se estima que Eurípides escribió Las bacantes en el año 409 a. C. pero los más de dos mil años que nos separan de esa fecha no han impedido que la dramaturga y actriz Ana López Segovia vea reflejadas, en esta pieza, a las señoras de Cádiz que pasan las tardes jugando al bingo ilegal de forma clandestina en un local. Y es que, como apunta Ana, «hay algo que es inherente al ser humano y que, por suerte o por desgracia, no va a cambiar».

Junto a su compañía Las niñas de Cádiz, trae al Teatro Quique San Francisco esta obra dirigida por José Troncoso y estrenada el 13 de julio en el Teatro Moderno de Chiclana que, con la experiencia de haberla mostrado ya al público, asegura que «es muy catártica, la gente se jarta y sale con muy buen sabor de boca».

En TeatroMadrid hablamos con Ana López Segovia sobre autores masculinos que han escrito grandes papeles femeninos, sobre la universal confrontación entre la razón y el instinto y, también, de la creación de Las bingueras de Eurípides.

¿Cómo surge en ti la idea de crear este texto?

En la obra de Eurípides, las bacantes son unas mujeres que se dedican a adorar al dios Baco (Dionisio) y, el gobernador de Tebas, Penteo, no soporta que las mujeres estén por allí a su aire haciendo estas celebraciones báquicas y quiere prohibir los ritos. Un día yo pasaba por delante de un bingo ilegal, que son unos bingos que se hacen en unas peñas en Cádiz y en los que, sobre todo, van mujeres. Pasan la tarde allí, se toman un cafecito y se echan su manita de bingo. Estos locales son ilegales y la policía siempre está detrás para cerrarlos. Pensando en eso se me ocurrió poner a las bacantes en un bingo ilegal de Cádiz.

Hice ese paralelismo, comencé a escribir y me salió la función sin forzar nada. Termina como todas las tragedias: como el rosario de la aurora. Pero la gente se jarta de reír porque lo que hacemos Las niñas de Cádiz siempre es una comedia, pero con un fondo trágico y un desgarro.

«La risa es un corte de manga a la inclemencia de la vida»

¿Por qué optáis siempre por la comedia?

La comedia es una forma de vivir y también es lo que hemos aprendido del sitio donde vivimos. En Cádiz es muy difícil no sucumbir al humor, incluso la gente cuando te está contando un drama no puede evitar meter un chiste. Igual te está contando la muerte de un ser querido pero estamos condenamos a hacer humor de todo. Es como una vía de escape, salir de una realidad dura, el humor de superviviente. A nosotras el humor nos sale natural y nos da una perspectiva de las cosas que en muchos casos es muy sana.

Además, cuando abres el telediario parece que se empeñan en contarnos todo lo malo de la vida, lo triste, lo duro y yo reivindico la risa. Sé que el mundo es una mierda pero necesito reírme, no puedo sufrir por tanto. La risa es un corte de manga a la inclemencia de la vida, lo que pasa es que muchas veces es más bien una risa amarga.

¿Y de qué se necesitan reír las bingueras?

La historia de Las bingueras de Eurípides es muy graciosa porque en Las bacantes solo está bien armado el personaje de Ágave, que es la madre del gobernador y, curiosamente, de las más fanáticas de Dionisio. El resto de las bacantes no tienen nombre y apellido y nosotras hemos querido que, por una vez, la historia gire en torno a ellas y no a Penteo ni a Dionisio.

¿Quiénes son esas mujeres que necesitan tanto de ese cachondeo, de ese desahogo? Son cuatro personajes y contamos la historia de cada una de ellas. Nuestras referentes e inspiración para esas historias han sido nuestras familiares, entre nosotras empezamos a contar anécdotas de nuestras madres, tías, abuelas y vimos que eran muy graciosas pero, en la mayoría de casos, hay incluso historias de maltrato. Las bingueras son mujeres que han sido maltratadas, lo que pasa es que, con las anécdotas que contamos, el público se descojona de risa. Son historias reales pero con un fondo detrás muy duro.

Imagen de 'Las bingueras de Eurípides' de Las Niñas de Cádiz.

El elenco femenino de ‘Las bingueras de Eurípides’ está formado por Ana López Segovia, Alejandra López, Teresa Quintero / Mer Lozano y Rocío Segovia.

¿Qué representa el bingo para estas mujeres?

El bingo es un sitio clandestino, un local oculto. Me lo imagino con las paredes descascarilladas. Pero es a la vez un lugar donde pueden ser realmente ellas. Son mujeres que llevan una vida bastante dura, triste y, de pronto, existe ese sitio donde una tal Dionisia les dice que sí a todo. Para ellas es un lugar de paz, de protección. El bingo les salva la vida, de alguna manera.

En este espacio, aparte de jugar, las mujeres encuentran una intimidad. Son mujeres de barrio, humildes, que han tenido unas vidas complicadas, llenas de frustraciones. De pronto, en esa peñita donde juegan a bingo también comparten sus miserias, sus sueños, esperanzas, se toman una copita de anís, comparten pastillas… En los ritos báquicos bebían, tomaban hierbas…

Una de las cosas que más se espera de las mujeres es ese rol de cuidadoras, de poner a los demás por encima de ellas.

Sí, el bingo es un sitio donde las mujeres no son cuidadoras y sí son cuidadas. Dionisia comienza el espectáculo diciendo «venid a mí, mujeres, os hincharé de vino y de placeres, venid que os voy a cuidar, os voy a dar gloria bendita y, cualquier hombre que ose acosaros, se va a enterar».

Dionisio se presenta como Dionisia. ¿Cuál es el motivo?

Como la fuerza dionisíaca está asociada mucho a la fuerza femenina pensamos en disfrazar a Dionisio de mujer. Baja a la tierra para enfrentarse a la autoridad. En Las bacantes Dionisio se presenta como un dios con la melena rubia y todo el rato Penteo se cachondea de él, insinuando que es afeminado. Yo interpreto a Dionisia, que es una mujer con energía masculina. Nos gusta mucho jugar con la ambigüedad, nos encanta trabajar con este travestismo, con personajes que están por encima de la moral.

Contamos con cuatro personajes femeninos y luego dos personajes masculinos que, por primera vez en la historia de la compañía, van a interpretar dos actores —y no actrices—. José Troncoso —que es también el director— y Fernando Cueto, porque yo sentía que el rol masculino, esta vez, tenía que ser con actores masculinos.

Imagen de 'Las bingueras de Eurípides' de Las Niñas de Cádiz.

En escena, los actores Fernando Cueto y José Troncoso.

Con El viento es salvaje ya recurriste a textos clásicos griegos para crear. ¿Qué es lo que te inspira de estas obras de casi 3000 años de antigüedad?

Son pasiones y sentimientos universales. Si se siguen representando es porque hay algo allí que es inherente al ser humano y que, por suerte o por desgracia, no va a cambiar. En nuestro caso no es tanto utilizar el hilo argumental ya que no es una versión al pie de la letra de Las bacantes, pero usamos el pretexto para hacer una historia en el siglo XXI. Siguen estando las mismas pasiones que mueven a los personajes y ese enfrentamiento entre la figura de Dionisio —lo placentero de la vida— frente a Penteo, —la autoridad, la rectitud, lo que hay que hacer—. La razón versus el instinto. Y también, extrapolado a un nivel más psicológico, el mundo femenino frente al mundo masculino. El mundo femenino generalmente es más flexible y el masculino más autoritario.

¿Crees que Eurípides pensaría lo mismo de las mujeres si hubiese nacido en los años 70?

Creo que pensaría distinto. Cuando él escribe, en el fondo, está haciendo personajes maravillosos de mujeres: libres, que sucumben a sus propias pasiones sin ningún tipo de pudor ni vergüenza. Creo que Eurípides haría cosas interesantes en nuestro tiempo. Es muy difícil ver a dramaturgos hombres que escriban personajes femeninos con tanta profundidad. Lorca lo hizo también, pero no tenemos mucha literatura sobre personajes mujeres protagonistas. Solo hace falta darse una vuelta por la cartelera o por los cines para verlo.

Un gran ejemplo es Woody Allen, que ahora está puesto en tela de juicio por su vida personal. Este guionista y director tiene unos personajes femeninos que no han creado ni los directores que más se han proclamado feministas. Muchas veces, de hecho, sus personajes protagónicos femeninos son él, sus trasuntos. Es un autor que escribe muy bonito también para las mujeres.

«Todo lo que sea represión, acaba en tragedia»

Igual Eurípides tenía una visión del hombre como la representación de la rectitud, de la razón y con los personajes femeninos se permitía ahondar más en las cualidades más inmorales que tiene todo ser humano.

Las bacantes, por ejemplo, es una de sus últimas obras y la evolución de Eurípides se nota. Cuando las personas evolucionan bien pasan a ser más tolerantes, más laxas. En Las bingueras de Eurípides, por ejemplo, se le dice a Penteo, el policía: «¡No te sulfures! No puedes ser tan cuadriculado, al final hay veces que tienes que ir por el lado oscuro de la vida para comprenderla también. El bingo es la única alegría que tienen en la vida. A veces la alegría se consigue de maneras poco ortodoxas». Y esta es la tesis de la función. Lorca también habla de eso, habla todo el rato del instinto: cuando la gente no lo respeta, acaba en tragedia. Todo lo que sea represión, acaba en tragedia. Eurípides es eso: todo lo que sea cuadriculado termina explotando por algún lado.

¿Cómo ha sido el proceso de ensayos? ¿Lo habéis disfrutado? 

Ha sido muy bonito. Con José Troncoso tenemos una relación de décadas porque empezamos juntos en Cádiz y cuando empezó mi primer trabajo profesional me fui a vivir con él a Sevilla. También cuando él se vino a Madrid, vivió conmigo y con mis otras compañeras. Somos como hermanos. Junto con Alejandra López, que es mi socia y hermana, la otra pata de Las Niñas de Cádiz, le propusimos a José que dirigiera la obra. Él dijo que no solo quería dirigirla sino que además quería hacer uno de los personajes. Y a Fernando Cueto lo conocíamos desde el grupo de teatro de la universidad. Somos todos amigos desde hace veinticinco años.

La primera frase que dijo José Troncoso cuando entró por la puerta de ensayo fue: «Señoras y señores, esto es un reencuentro de viejos amigos y esto tiene que ser una fiesta, tiene que ser una fiesta báquica». Y lo es, el público lo vive como una fiesta. Reímos, cantamos, bailamos, asesinamos…, lo hacemos todo pero desde la fiesta. Y esto es lo bonito de esta función, es muy catártica y la gente sale con muy buen sabor de boca.

Compra ya tus entradas:

Escrito por
Andrea Garriga TWITTER

Graduada en Arte Dramático. Creadora de contenidos editoriales y redactora de la Revista de TeatroMadrid.

Artículos relacionados
Comentarios
Sé el primero en dejar tu comentario
¡Enlace copiado!