El espíritu intimista de espacios como La Casa de la Portera y La Pensión de las Pulgas, fue recuperado por la actriz Arantxa de Juan en las temporadas 2017 y 2019 en Madrid. La actriz abrió las puertas de su casa en la calle Desengaño para presentar Magnani Aperta, una propuesta que en enero de 2023 regresa a la cartelera para despedirse definitivamente. Ahora, la casa en la en la que se recreaban las últimas horas de La Magnani se ha vendido y este singular espacio echa el cierre.
No sin antes compartir por última vez la proximidad de un encuentro con la actriz italiana Anna Magnani, quien vuelve sobre sus últimas horas para hablarnos en primera persona de su vida.
Un despertar en la madrugada sumido en un llanto desconsolado será el inicio del fin. Anna Magnani se despide de su amada Roma con las ventanas abiertas. Ha llegado el momento de decir adiós, pero con la particularidad de que La Magnani es un torrente de vitalidad y carácter y así es como quiere vivir esta despedida, con intensidad, enfrentándose a sus alegrías y miserias.
Recuperamos la entrevista que TeatroMadrid mantuvo con Arantxa de Juan, responsable de este fenómeno teatral, en pleno éxito de este montaje años atrás.
Teatro Madrid.- Arantxa, háblanos de los orígenes de Magnani Aperta.
Arantxa de Juan.- Fue una propuesta de Susan Batson – Coach de actrices como Nicole Kidman o Juliete Binoche– Me fui a hacer un reciclaje a NY y para trabajar desde su metodología, con el objetivo de montar un unipersonal, me propuso a Anna Magnani. Empecé a investigar sobre su vida y dije “Esto se tiene que contar”. Como homenaje a la primera feminista del cine y porque fue una mujer transgresora y referente de naturalidad, de espontaneidad, emoción y autenticidad. Un mensaje que yo también quiero lanzar.
El proceso fue “muy Magnani”, intenté colaborar con dos guionistas y no fue posible, intenté colaborar con dos directoras y no fue posible. Hasta que encontré un camino, fueron dos años y medio de trabajo.
TM.- ¿Qué sucedió para que todo se diera así?
ADJ.- La historia estaba en que yo no conectaba con lo que ellos querían contar sobre Anna Magnani. Los dos primeros guionistas fueron hombres, uno era neoyorkino y en un principio me dio su monologo, pero no me convencía del todo. El segundo fue un maravilloso director de cine con el que había trabajado hacía poco, pero él quiso hacer una versión muy poética y yo quería a Anna Magnani en la intimidad, quería contar quien es ese ser humano, quién era ella de carne y hueso, entonces tampoco pudo ser. Después de dos años y medio de estudio y de recorrer su camino, me puse yo a escribir el texto. Tengo que decir que con la ayuda impagable de Ana Torrent. Iba a dirigir el espectáculo, pero no pudo.
TM.- ¿Qué se va a encontrar el público en Magnani Aperta? ¿De qué temas trata?
ADJ.- Aquí hablamos de muchas cosas. Hablamos del valor de la verdad, que a mí me parece fundamental. Hablamos de la fragilidad de la mujer fuerte, hablamos de la maternidad, de la injusticia que se comete con algunas personas en la profesión y también de la justicia, de cómo esta mujer se va a Hollywood y de repente gana un Oscar. Tuvo a su lado gente que realmente la quería y desde luego reconocimiento profesional porque era una actriz como la copa de un pino. Trabajó con los grandes de su época, con Rosellini en el neorrealismo italiano, con Pasolini, con Visconti… Era una grandísima intelectual, todo el tiempo generaba proyectos. Era una persona súper interesante para trabajar, las correcciones que hacía del texto, las anotaciones, eran siempre para mejorar la película con creces. Todo el mundo quería trabajar con ella.
TM.- Hasta que la vetaron…
ADJ.- Por completo, acabó trabajando solo en Francia y en EEUU. Carlo Ponti como era tan fuerte en el cine italiano, cuando querían distribuir en Italia una película de Ana Maganani después de lo de Sofia Loren –Quien no sepa esta anécdota, deberá ver la función- aceptaban, pero tenían que quitar su nombre de los títulos de crédito.
TM.- Anna Magnani fue la primera mujer que exigió la igualdad de salario entre hombres y mujeres en el cine, ¿no?
ADJ.- De hecho perdió el personaje de Roma, Città Aperta porque no le querían pagar lo mismo que a Fabrizi, su compañero. Contrataron a otra actriz que no funcionaba y la tuvieron que volver a llamar a ella. Se la jugó, pero cobró lo mismo que Marlon Brando, Burt Lancaster, Anthony Quinn en una época en la que eran las grandes estrellas del Hollywood. Ella nunca se doblegó.
TM.- ¿Por qué en una vivienda y no sobre un escenario?
ADJ.- Escribí el texto como un monólogo para teatro. Lo terminé de escribir un 15 de agosto y un 2 de septiembre estaba con una amiga y le decía “Bueno, ahora tengo que buscar un teatro en condiciones” Me habían ofrecido alguna sala, pero no lo veía y pensaba “¿Cómo se puede llevar una casa de Roma, de empaque antiguo, a un escenario sin que sea cutre?” y de broma le dije “Es que lo tendría que hacer en mi casa” y le dio sentido a todo el mensaje del espectáculo. A partir de ahí, empezó a encajarse todo de una manera milagrosa. Escribí el texto el 15 de agosto y el 9 de febrero estrenaba.
TM.- ¿Cómo es convertir tu casa en un escenario y abrirla a todo el mundo?
ADJ.- Ha sido una experiencia, desde luego. En ese momento estaba vendiendo mi casa porque pensaba “¿Para qué quiero tantos metros de casa para mi sola?” y la respuesta me la ha dado la vida. Para hacer teatro que es lo que amo por encima de todo, sacrificando mi intimidad para poder hacer algo bello y cargado de poesía sin que lo parezca, sin subrayar, de una forma natural.
TM.- ¿Para ti la poesía en el teatro es importante?
ADJ.- Sí, pero sin tener que subrayarla. Fue parte de la lucha, la poesía se dice porque se dicen cosas increíbles en la barra de un bar y no nos ponemos importantes. La sencillez de la poesía es algo que me gusta. La Magnani en una declaración decía que le gustaba pensar que ella era poesía.
TM.- Después de un proceso lento de creación, cuando diste con la clave de dónde hacerla, ¿todo fluyó?
ADJ.- Bueno, ha habido muchas arrancadas y paradas. Justo antes de estrenar decía “¿Quién me va a venir a ver a mí, a mi casa, a hacer de esta actriz italiana de los años 50?” ¡y mira! Vamos por la segunda temporada y vamos a prorrogar hasta principios de marzo. Tenía claro lo que quería contar sin saberlo, hasta que encontré un camino y fui bendecida con unos compañeros de viaje increíbles como Darío Basso que me ha hecho los cuadros o Manu Berástegui que me ha hecho el vestuario, David Omedes las luces y Nerea Portela mi maravillosa compañera en esta viaje cada día, los ojos del público – Nerea es la actriz que interpreta a Petra, la enfermera que cuida de Anna Magnani– Unos compañeros de viaje impagables.
TM.- Desde que estrenasteis en febrero únicamente habéis parado en verano e incluso tenéis lista de espera, ¿no?
ADJ.- Sí. No he tenido ningún tipo de publicidad ni nada, todo ha sido por el boca oreja y es muy bonito porque la gente ahora, en esta segunda temporada, está invitando a otros y les regalan entradas como sorpresa. Me parece precioso. También hace mucho el trato personal, la caña de después.
TM.- ¿Cómo son las reacciones del público?
ADJ.- La gente sale muy tocada, muy emocionada, te dice cosas muy bonitas. El rato que tardo yo en bajar para el encuentro con el público, está todo el mundo mirando YouTube. Me gusta este interés renacido por esta figura. Ha venido gente joven que no sabía quién era y me han pedido consejo de cuál es la primera película que tienen que ver. De hecho tengo una lista que cuando me la piden la mando.
TM.- Viendo el espectáculo y sabiendo cómo fue su vida, sobrecoge la vitalidad y la energía con la que La Magnani se aferraba a la vida en esas últimas horas.
ADJ.- Yo entiendo el espectáculo como un canto a la vida. Eso es lo bonito, irse de la vida diciendo: “He sentido, me he emocionado, me he reído, he triunfado, me he casado, he tenido un hijo… he pasado por esta vida y ha sido importante”. Yo creo que la actitud vitalista de Anna Magnani se refleja muchísimo en el espectáculo.
Foto Luis Malibran
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