'CARMEN, NADA DE NADIE' ESTÁ EN EL TEATRO ESPAÑOL DEL 10 DE SEPTIEMBRE AL 19 DE OCTUBRE

Beatriz Argüello: «Hay algo de la función que nos toca más de lo que pensamos»

Hablamos con Beatriz Argüello, su protagonista

Hablar de nuestro pasado siempre es bueno: cura, sana, da luz ahí donde habitan las sombras. Y hacerlo para rescatar la figura de una mujer cuyo nombre (oh, sorpresa) ha sido obviado en nuestros libros de historia es aún mejor. Fernando Soto dirige Carmen, nada de nadie para contar la historia de la «musa de la Transición», como la llamó Umbral. Carmen Díez de Rivera fue la primera mujer en ocupar el puesto de jefa del Gabinete de la presidencia del gobierno, con Adolfo Suárez. Por sus venas corría sangre democrática y así lo demostró durante toda su vida: entre otras cosas, apostó por legalizar el Partido Comunista (sin ser ella comunista) en un momento en que nuestra democracia empezaba a gatear. Entre otras cosas.

Después del éxito cosechado la temporada pasada, el espectáculo vuelve al Teatro Español del 10 de septiembre al 19 de octubre. Y lo hace con aires renovados, porque una nueva actriz asume el rol de la protagonista. Se trata de Beatriz Argüello, y con ella hablamos en Teatro Madrid.

¿Cómo estás? 

Pues ya a puntito de estrenar.  A tope con la obra: investigándola, repasando el texto, tenemos ensayos ya en sala… y es una suerte poder ensayar en el espacio.

¿Cómo ha sido entrar al proyecto? Con tus compañeros retomando el espectáculo y tú empezando de cero.

Bueno, es un proyecto que ya lleva su andadura, con Mónica López, la temporada pasada. Y que ha estado de gira.  Y, bueno, yo he entrado para hacer una sustitución. Siempre las sustituciones tienen la ventaja de que entras en un equipo ya formado, que te acogen muy bien, y en especial este equipo ha sido maravilloso. Los tres actores, el director… o sea que he estado muy arropada. Pero claro, también es verdad que te pierdes el proceso de trabajo. Los ensayos. Ese proceso tan maravilloso, que a mí me encanta, ¿no? De desgranar el texto, de investigación, de hablar de los personajes, de buscar el conflicto… Llegas con eso hecho. Pero es un trabajo también apasionante, porque tienes que hacerlo tuyo, y es vertiginoso, muy emocionante.

Tienes que hacer tuyo el personaje de alguien real.

Es verdad que cuando te metes en la piel de alguien que ha existido de verdad, o sea, que no es un personaje que vive en la imaginación de un autor, sino que es alguien que estuvo aquí… siempre hay un acercamiento de otra manera. Primero, investigas a esa persona. Y es una responsabilidad. Y luego te tienes que despegar de eso para hacer tu proceso creativo. Porque, al fin y al cabo, es teatro. No estamos haciendo un documental: es un trabajo artístico. Entonces, hay que conocer muy bien a esa persona para luego despegarte de ella y hacer el trabajo a través de la imaginación. Y siempre con respeto y cariño.

Cuando se hace teatro y el actor se mete en la piel de alguien yo creo que se aprende mucho de los personajes. Y, bueno, este personaje es maravilloso. Cuéntanos, ¿qué has aprendido de Carmen? 

¡Sigo aprendiendo! Carmen me aporta un montón de cosas. Fue una mujer maravillosa. Una mujer que, en aquella época. Rompió moldes. Adelantada su tiempo. Independiente. Con unas convicciones muy profundas de lo que ella creía que era mejor para este país. Puedo aprender de ella un montón de cosas.

Maruja Torres, decía que Carmen era una mujer guerrera  y elegante, irónica y antes cortante. Yo creo que tú elegante y guerrera eres, pero no sé si te reconoces en esto, y en Carmen.

Sí, bueno, hay cosas de ella que no me resultan ajenas o distantes. Es verdad que ella venía  de una familia aristocrática, y esa cosa elegante nunca la perdió. Era una mujer bellísima. Y, además, vivió en un mundo que si ves las fotografías o los vídeos de la Transición de aquella época es que no ves ni una mujer.

Y fue la primera jefa de Gabinete de la presidencia.

Claro. En un mundo absolutamente masculino ella se desenvolvía con una seguridad y con una templanza pasmosas. Entonces, bueno, hay elementos de ella que sí que me resultan cercanos. Luego también se dice que tenía una personalidad que a veces resultaba muy cortante, y que defendía mucho sus ideas.

Beatriz Argüello como Carmen Díez de Rivera.

Beatriz Argüello como Carmen Díez de Rivera.

Su vida es la trama de esta función, ¿no?

Sí, lo bonito de esta función y del texto es que es como un viaje por su memoria. Vemos una Carmen mayor y cómo va saltando de una escena a otra sin un viaje cronológico. Eso es muy interesante a nivel teatral: cómo viaja de un enfrentamiento con Suárez al pasado con su madre y vuelve a una conversación con el rey. Eso a nivel creativo y actoral es maravilloso, porque es juego permanente. Pasas de tener diecisiete años a esa mujer que defiende sus posturas sociales. Y también se habla de su trama más personal.

Para quien no lo sepa, ella se enteró de que su novio era, en realidad, su hermano.

Sí, eso fue una herida enorme para ella. Conocer que el chico del que te has enamorado, y él de ti, y que os vais a casar resulta que es tu hermanastro. Que tú eres fruto de una infidelidad. Eso a ella la destroza. Por eso se fue a África…

O fue monja de clausura un tiempo…

En Arenas de San Pedro, donde está enterrada. Sí. Es una mujer con una vida compleja. Y dentro de su ruptura interna, ella tiene su convicción política. Creo que lo más interesante de ofrecer al público son esos pliegues. Ver no solo a la mujer de cara afuera, sino también a la más vulnerable.

Creo que ver la vulnerabilidad de los políticos es importante. Sin embargo, a ella se le insultó mucho.

Se dijo que era amante del rey, amante de Suárez… Claro, una mujer independiente, sin hijos, sin casarse, con ese cargo… Ella convivía con esos insultos, y a pesar de eso seguía trabajando. Y era un momento histórico muy convulso. De mucho peligro. Las manifestaciones. ETA matando. Era una situación muy tensa, de alerta vital constante.

Y en ese estado de tensión, ella apuesta por legalizar el Partido Comunista.

Sí, claro, porque esa era una de sus convicciones más profundas. Y ella no era comunista, pero creía que si queríamos una democracia plena había que legalizar todos los partidos. Por eso peleó. Al principio tuvo muy buena relación con Suárez, pero poco a poco se fue deteriorando, hasta el punto de que pincharon sus teléfonos, porque se pensaba que ella era una espía. Hasta que ella sale de la presidencia.

¿Por qué crees que es importante esta obra hoy?

Por muchas razones. Porque se pone sobre la palestra la figura de una mujer que ha estado como en la retaguardia. Es, una vez más, una de tantas figuras femeninas que a lo largo de la historia han sido silenciadas. Eso por una parte. Por otra, creo que es bueno que las generaciones más jóvenes vean este pedacito de historia; contada desde un punto de vista (que eso es labor de dirección de Fernando y de los autores) sin tomar partido. Se ve la debilidad y la fortaleza de los personajes que aparecen: el rey Juan Carlos, Adolfo Suárez y la marquesa de Llanzol, madre de Carmen. Y si la gente joven después va a casa e investiga y se crea polémica, eso es bueno. Somos fruto de todo eso que pasó. Estamos hablando de hace dos días.

Sí, creo que es necesario contar nuestra historia, y cuantos más puntos de vista haya, mejor. Encarnar a esta mujer, ¿qué significa, dentro de tu trayectoria profesional?

Ha sido una sorpresa muy grata. No me lo esperaba y me ha caído Carmen, con poco tiempo para asimilarlo. Es una responsabilidad, pero con gozo. Y lo bonito del teatro es que vas todos los días añadiendo cosas que descubriste el día anterior. Y cuando hay una sustitución y viene alguien nuevo es la posibilidad de descubrir cosas nuevas que uno ya las hacía de una manera con el otro. Viene otra persona y te da otras cosas, y es como un renacer para mis compañeros.

Y para el público que haya visto la función y la redescubra contigo. Para terminar, me gustaría que me dijeras una frase de la obra.

Mira, la primera que se me ha venido, no sé por qué: «Yo estoy aquí para que todos los españoles podamos convivir».

Qué bonito.

Lo dice ella en una discusión con Adolfo. Ella habla mucho de utopías, y la suya era que esas dos Españas tan marcadas por la guerra civil se difuminasen y se convirtiesen en una sola.

Ojalá eso pase y las generaciones más jóvenes sigan avanzando por ese camino. Que nos queda mucho camino por recorrer. Y está muy bien crear espectáculos como este porque nos darán la oportunidad. 

Totalmente. Y que resuenan muchas cosas. Yo era muy chiquitita cuando esto ocurrió, y escenas de la función resuenan en mí por mi padre y cómo me ponía las canciones de cantautores de pequeña. A mí me emociona mucho este periodo. Y creo que emociona. Hay algo de la función, de este momento histórico, que lo llevamos más profundo de lo que nos creemos, que nos toca más de lo que pensamos.

Por eso Carmen, nada de nadie está ahí, y ojalá que siga girando mucho tiempo. Muchas gracias por todo, y te vemos sobre las tablas.

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Escrito por

Hablo de teatro porque conozco bien sus tripas. Creadora de contenidos editoriales y redactora de la Revista Teatro Madrid.

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