En estos días se estrena Amor de niños, historia escrita y dirigida por Borja de la Vega, quien ha decidido dar el salto desde su posición como representante de actores en Kuranda, la prestigiosa agencia capitaneada por Katrina Bayonas, para debutar en el circuito teatral alternativo de nuestra ciudad. Una función que podremos ver en Intemperie Teatro en la que cuenta con Andrea Guasch y Joe Manjón para dar vida a los personajes de esta historia que a él mismo, por el estilo conversacional que le ha dado, le recuerda a Antes de amanecer de Richard Linklater.
Hemos querido conocer la labor de este representante enamorado de la escritura, que viene del mundo audiovisual como creador de las web-series Diarios de la webcam y 60m2, que nos confiesa tener una forma muy particular de crear historias, escribe desde su propio teléfono móvil «El momento que tengo para escribir es en el metro, siempre me verás escribiendo en mi teléfono cuando viajo en metro y, cuando ya llego a casa, como ya lo tengo todo abierto ahí, sigo en el móvil».
Teatro Madrid.- Cuéntanos cómo surgió Amor de Niños.
Borja de la Vega.- Entré a trabajar en Kuranda y justo acababa de terminar este texto, entre los actores con los que empecé a trabajar pensé: “Me gusta mucho Andrea y me gusta mucho Joe para esto” y les dije “Tengo un texto por ahí, ¿hacemos un día una lectura? Para ver cómo suena en alto, si esto tiene algún sentido” y la hicimos, a ellos les gustó mucho el texto y bromeábamos periódicamente de ver cuándo lo hacíamos. Y esta primavera empecé a darle vueltas a la idea, se lo propuse y me dijeron que sí, que les apetecía la idea. Comenzamos con el proceso para ver hacia dónde iba y, de pronto, ¡nos encontramos con el estreno!
TM.- Borja, de representante de actores a autor y director de teatro, ¿cómo es este paso?
BV.- Son dos pasiones compatibles. Es compatible tener varias pasiones y además que estén interrelacionadas porque no dejan de venir todas de lo mismo. Yo admiro mucho el trabajo de los actores. Como representante trabajas desde un sitio con los actores y, si un día te pones a dirigir un texto que has escrito, pues es desde otro totalmente diferente.
TM.- ¿Qué nos vamos a encontrar cuando vayamos a ver Amor de Niños?
BV.- Es una historia de amor contada en tres escenas separadas por un año y medio en el tiempo. Una es al principio de la relación, la otra es un momento en el que la relación ya existe y la tercera es cuando la relación ha ido a otro lugar. Lo que pretendía cuando la escribí era un ejercicio como narrador de ver cómo, contando solo esas tres escenas, podíamos contar la historia completa. Jugar con esas dos elipsis tan grandes y, aun así, que ese espacio vacío fuera muy rico y el público lo llenara.
TM.- ¿Cómo ha sido el trabajo previo?
BV.- Pretendía que fuera todo muy naturalista, que ellos fueran encontrando a los personajes. Hemos intentado generar intimidad y que sea un espacio reducido ayuda. A partir de ahí el proceso ha sido súper suave. El trabajo duro e importante era que hicieran suyos los personajes y que lo hicieran de verdad, que las relaciones entre ellos fueran muy de verdad. A veces ves que dos actores interpretan a una pareja y tú, como espectador, te lo crees porque es lo que te dicen que tienes que creer, pero realmente no lo recibes. Hemos intentado evitar eso.
TM.- El código de teatro es bastante diferente al audiovisual, ¿lo habéis trabajado de diferente manera?
BV.- Si, totalmente, yo me lo planteo desde la modestia más absoluta, es decir, por mucho que vea teatro y que me guste, mi cultura es audiovisual y mis carencias a la hora de poner un texto en un escenario seguro que sean todas, por eso también me apetecía hacerlo con este texto en concreto. Hacerlo con humildad. Es muy exigente para ellos, pero muy sencillo de estructura, con espacios muy íntimos. Ojalá hayamos hecho lo que tenía en la cabeza, que sea bonito y que al público le toque.
TM.- Al ser tu primera vez en teatro, ¿te has apoyado en alguien?
BV.- Tengo una representada que sus montajes en el off son los que a mí más me gustan porque están basados en lo que a mí más me llega en texto y actores, que es Abril Zamora, y con ella he hablado mucho porque también hay una relación de amistad y le he dado mucho el “coñazo”, aunque está tan liada con tantas cosas que no se lo he dado tanto como me hubiera gustado, pero no he tenido a nadie trabajando codo con codo a mi lado, lo bueno y lo malo va a caer sobre mis espaldas
TM.- ¿Cómo es que perteneciendo más al mundo audiovisual te has decantado por el teatro?
BV.- Es un accidente del que estoy encantado. Mi pasión siempre ha sido el cine, desde que era muy pequeño me gustaba. Siempre quería escribir y dirigir películas. Este texto pretendía rodarlo, era un texto escrito con la intención de buscar una estructura que me permitiera rodarlo con muy poco dinero y mucha gente me decía: “Es muy teatral, esto lo puedes montar en un teatro”. Dos actores, tres localizaciones muy básicas y un texto con un dialogo bastante exigente.
TM.- Hablas de un texto muy exigente, ¿cuál es la compejidad del texto?
BV.- Yo tiendo a hablar mucho y suelo escribir sobre gente que hablan mucho, que se interrumpen, que se explican… es todo muy conversacional, siempre desde un sitio muy naturalista. Si ellos están bien, no se va a notar que es tan difícil.
TM.- ¿Se encara el estreno de Amor de niños con muchos nervios?
BV.- SÍ, todos estos meses he estado muy tranquilo pensando que me apetecía vivir el proceso, trabajar con ellos el ir poniendo en pie lo que solo era papel y ahora es vida. Eso es bonito, es nervio positivo y son ganas de parirlo.
TM.- Supongo que el nervio también viene por la exposición, el pasar de representante a director y autor que te coloca en primera línea de batalla, ¿no?
BV.- No le he dado muchas vueltas. Mi filosofía de vida es, antes de hacer cualquier cosa, situarme en el peor escenario y si ese peor escenario es que me digan “y este tío que hace, no vale para nada lo que hace” pues no pasa nada. Lo que ha sido complicado es sacar tiempo para poder hacerlo bien, porque si se hacía, había que hacerlo bien. Espero que el trabajo que hemos hecho guste y sobre todo me ilusiona que les vean a ellos en dos trabajos que creo no han hecho antes. Me ilusiona mucho. Si alguien escribe que el montaje no le ha gustado, uno se lo toma con deportividad. Evidentemente hago las cosas para que gusten. Estoy satisfecho y convencido de que hemos hecho lo que queríamos hacer y a partir de ahí, cada uno libremente, decide si le gusta, le llega o le toca… ¡o no! Hay que relativizarlo.
Texto José Antonio Alba