Nos acercamos al Teatro Lara para encontrarnos con Brays Efe, que en estos días se encuentra preparando el estreno de Las cosas extraordinarias, texto de Duncan Mcmillan dirigido por Pau Roca. Hoy es el primer día de ensayos en sala y Brays nos recibe con una mezcla de satisfacción y agotamiento, la entrevista tiene lugar en un paréntesis entre el final del ensayo y el inicio del rodaje que le tiene ocupado en estos días. Aun así tiene un momento para sentarse con Teatro Madrid y charlar animadamente sobre este nuevo reto teatral “es una experiencia que no había tenido antes y eso siempre es muy estimulante, a mí me gusta mucho hacer cosas nuevas y cosas que no sé si sé hacer” nos dice el actor con gesto de satisfacción.
“Es un texto maravilloso que ya se ha representado en varios países con bastante éxito” Nos comenta sobre este espectáculo estrenado en el Fringe de Ludlow y que gracias a El Terrat y Sixto Paz se puede ver en España, primero en Barcelona, donde ha cosechado un gran éxito y ahora probando suerte en Madrid “Es una obra muy particular. Un monologo sobre las crisis personales que tiene interacción del público. Pau Roca, que es quien me dirige, lo ha estado haciendo en Barcelona”, aunque ya nos advierte que quien lo haya visto allí, encontrará cambios en la versión “la sala es diferente, con lo cual, lo que es la adaptación también va a ser distinta. También hay cambios en el nombre de los personajes, cambios de algunas imágenes para adaptarse a mí y también porque Pau no impone que lo que funciona sea lo que él ha hecho ya, si no que ha estado muy abierto a convertir el monólogo en mío”.
Teatro Madrid.- Brays, ¿cómo llegaste al proyecto?
Brays Efe.- Me escribió Pau para ver si quería hacerla. Yo ya había leído la función porque alguien me había tanteado por si estaba interesado en hacerla, pero los derechos ya estaban adquiridos por Pau, que curiosamente, también me contactó.
TM.- ¡Estabas destinado a hacerla!
BF.- ¡Sí, estaba destinado! La verdad que desde el momento que la leí me gustó muchísimo. Me hizo sentirme mejor, me hizo reír, me hizo llorar. Es un texto muy muy bueno.
TM.- O sea, que cuando vayamos a verla nos va a remover.
BF.- Bueno, a lo mejor a alguien solo le hace reír o solo le hace llorar. Me refiero a que lo que tiene el texto de brillante es que puede conectar de muchas maneras distintas con muchas personas diferentes. Puede conectar contigo porque te sientas identificado, que sientas que conoces las cosas que se hablan en el texto, o por una cosa concreta, un recuerdo triste o feliz de tu infancia, que te toque. Son muchas posibilidades.
TM.- Brays, lo siento, pero tengo que caer en el tópico y seguro que te lo vamos a preguntar hasta la saciedad, pero ¿cuáles son “tus cosas extraordinarias”?
BF.- Bueno, como eres de los primeros, todavía no me he aburrido – Me dice riéndose – Te puedo decir que lo bonito de las cosas extraordinarias es que pueden ser cosas mínimas, como la parte más estrecha de una porción de tarta, ¡eso todo el mundo sabe que es de lo mejor que hay! O una sopa caliente cuando hace frío, o tu peli favorita encontrada por casualidad haciendo zapping en la tele justo cuando acaba de empezar. Esas cosas que te hacen de verdad feliz.
TM.- Sé que en Twitter has hecho una lista sobre esas cosas extraordinarias y te he de confesar que leerla me ha llevado a enumerar mentalmente las mías propias.
BF.- Sí, eso es algo muy bonito de la función. La gente se va a identificar con esa lista porque en general son cosas muy sencillas, simples, que hacen que la vida sea verdaderamente maravillosa y que, de repente, te las dicen y piensas “Jo, claro!”.
TM.- Al fin y al cabo son cosas que hablan de uno mismo.
BF.- ¡Claro! Hablan de la experiencia, de la infancia, de crecer, de tu relación con los padres, del amor, la música… muchas cosas.
TM.- Cuando entremos a ver la función, nos encontraremos que la disposición de la sala Lola Membrives del Teatro Lara se ha modificado para Las Cosas Extraordinarias.
BF.- Sí, es a cuatro bandas y no hay cuarta pared. Hablo directamente al público y le hago partícipe, a todos los niveles. Interactúo con él y él interactúa conmigo.
TM.- Una experiencia que te va a obligar, como actor, a estar con las antenas puestas todo el tiempo y actuar en función a cómo reacciona el público, a qué recibes tú del público para continuar con la función.
BF.- Esa es una de las cosas que más me apetecen de la obra. Porque la parte del monólogo puede estar bajo control, es aprendérsela y hacerla lo mejor posible, pero la obra está súper abierta a la participación del público, que interviene de manera decisiva. Cada función va a ser muy diferente porque el público va a ser otro.
TM.- ¿Asusta estar solo en el escenario?
BF.- No asusta, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Cosas buenas: Que estoy solo de verdad, y solo dependo de mí. No tengo pies, ni que recibirlos, ni que darlos. Nadie sabe si lo que ve está bien o mal… Pero luego es verdad que tengo que llevar el peso de la historia yo solo. Pero bueno, todo lo que te he dicho es bueno y malo.
TM.- ¿Eres muy “morcillero”?
BF.- Sí, normalmente si suelo ser muy “morcillero”. Aunque aquí solo lo soy en los momentos en los que lo requiere ¡Y hay algunos que los requiere mucho! Así que perfecto. Lo maravilloso de esta experiencia es que, en hora y algo de monólogo hay momentos para todo. Momentos muy frenéticos, momentos más calmados, momentos para tomarte tiempo, momentos para decir exactamente un texto increíblemente escrito y momentos para poder improvisar algo. Va a ser una función muy viva, por el feedback que tenga con el público. Unas veces vendrá un público más animado porque vienen de cenar, de tomarse algo y otras veces menos porque, no sé, llueve y vienen de casa.
TM.- O por timidez, que lo de ser foco de atención cuando vas de público y te sientes objeto de todas las miradas impone.
BF.- Claro, cada día serán personas diferentes y si alguien tiene que hacer algo y es tímido, pues le añadirá una capa preciosa desde esa timidez y otro día será otra persona más abierta y tendrá otro significado diferente.
TM.- ¿Qué es lo que más te ha costado y lo que más estás disfrutando en el proceso de trabajo de Las cosas extraordinarias?
BF.- Lo que más estoy disfrutando es el texto en sí ¡Es brillante! Leerlo una y otra vez, descubrir cosas nuevas, porqué usar esta palabra o esta imagen, fijarse como se ha contado alguna cosa que resulta curiosa… Eso es lo mejor. Y lo peor, son cosas más técnicas, como esa parte de memorización, es una lista y hay unos números concretos que hay que decir muchas veces; otra cosa que me está resultando difícil es que lo estreno en una semana y estoy rodando a la vez, y nunca hay tanto tiempo como desearía. Pero lo estoy disfrutando todo, nada me está resultando pesado, incluso el interiorizar las marcas y que resulte natural está siendo una experiencia muy chula, la verdad.
TM.- ¡Se nota que estás pasándotelo en grande!
BF.- ¡Me lo estoy pasando genial!
TM.- ¿Crees que con la irrupción en el panorama teatral de esa generación a la que pertenecéis gente como Los Javis o tú, está despertando un interés por un tipo de teatro que, de alguna manera, antes no había?
BF.- Yo creo que formo parte de algo que ha pasado en los últimos años en el teatro, desinstitucionalizándolo. Antes todo eran las grandes salas y en los últimos ocho años, más o menos, aparecieron La Casa de la Portera, La Pensión de las Pulgas, Microteatro, Los Javis y yo nos conocimos escribiendo un microteatro juntos; también aparecieron salas como Garaje Lumiere o Nave 73. Ahí la gente ha encontrado una forma de expresarse y ha nacido una generación que ahora está haciendo muchas cosas, como Jota Linares, que salió del teatro. Yo recuerdo haber visto a Andrea Ros en Garaje Lumiere con Planeta Gómez Kaminsky que era brillante, y ahora Jota Linares ha hecho su nueva peli para Netflix con ella, ¿A quién te llevarías a una isla desierta? –Adaptación cinematográfica de la versión teatral del mismo título escrita por Paco Anaya y Jota Linares- que la vi en Nave 73. Creo que el teatro es un buen germen donde comienzan historias, es un buen lugar donde pasan las cosas, donde puedes construir proyectos y hacer contactos, y un buen paso final también para enseñarlas. Aunque Garaje Lumiere tuvo que terminar cerrando por la legislación, o sea, que al final tampoco es que se haya apoyado ese camino, pero sí que ha servido como caldo de cultivo.
TM.- Y según tú, ¿qué podría hacerse para que ese otro público que está acostumbrado a un teatro más convencional rompa con los prejuicios y conozca estos espacios de los que hablamos o propuestas como Las cosas extraordinarias?
BF.- Yo creo que lo más importante son las historias. Si alguien tiene algún tipo de prejuicio con algún tipo de sala o de formato, el problema es suyo, pero lo más importante son las historias. Yo, cuando leí esta historia, no lo dudé un segundo. Me muero de ganas de hacerla y de contarla y creo que la gente, deseo y espero, conecte de la misma forma que he conectado yo; hacerlo lo suficientemente bien y estar a la altura de esta historia tan maravillosa que tengo que contar. Creo que el público de esta obra es la gente a la que le apasionen las buenas historias y eso, no tiene sala.
José Antonio Alba / @joseaalba