Pandataria, una isla del destierro. En el mar Tirreno, frente a la costa de Nápoles, se encuentra esta isla que mide 1,54km2. Si la buscas en un mapa, la encontrarás por el nombre de Ventotene pero tanto la fama de esa isla como la tradición de ese lugar de exilio se remonta hace 2.000 años, cuando su nombre era otro.
Sirvió de una jaula perfecta para los césares que desterraban a las mujeres aristócratas cuyo comportamiento no se ajustaba a las normas que ellos dictaban. Más tarde, Mussolini la usó para alejar a los disidentes políticos. Y en 2024 esta historia llega a la escena madrileña en los Teatros del Canal hasta el 25 de febrero. Cayetana Guillén-Cuervo protagoniza este espectáculo dirigido por Chevi Muraday, que también participa en el elenco. Cayetana también es Presidenta de las Artes Escénicas de España y hablamos con ella para acercarnos a esa realidad de Pandataria donde la diversidad se penaliza pero también para debatir sobre esos ecos que siguen resonando en nuestra cotidianidad.
¿Tenemos una tarea pendiente, como sociedad, en buscar más los puntos en común con otras personas en vez de fijarnos en las diferencias que nos separan?
Sí, claro. Creo que es muy importante apostar por la diversidad, asumir la diversidad, porque es lo que hay. El reparto de esta obra es inclusivo, diverso, hay una bailarina trans, un chico negro, un árabe, un director de compañía que es gay. También un rapero que viene del barrio y ha conseguido convertirse en el príncipe de Aluche, que es Elio Toffana, y que es un referente para los raperos.
Sí. Bueno, date cuenta que en esta isla desterraron a varias generaciones de mujeres, y la siguiente generación que llegaba ponía los pies sobre las huellas que dejaba su madre, sobre las cenizas. Allí habían muerto su abuela, su madre. Estaban acusadas de adulterio, de un adulterio falso, porque las violaban, abusaban de ellas y las acusaban de adulterio. Pero lo que pasaba en realidad era un puro temor hacia la inteligencia o la competencia de estos cerebros, y esto es historia. Esto ha sido así.
Luego la isla mutó de nombre, se llamó Ventotene, y Mussolini desterró a los disidentes políticos, y la historia no contó qué fue de sus mujeres. Y en la investigación para escribir el texto, han aparecido las mujeres como las creadoras del tratado de Ventotene, que es el primer tratado por una Europa libre y unida. Ursula Hirschmann, una judía apátrida que lo escribió en papeles de fumar, fíjate.
«Necesitamos referentes y mi madre lo es para mí, su constancia, su disciplina, su constante dignificación de la profesión, su respeto a la palabra»
Afirmaste una vez que Guillén-Cuervo es tu bandera y tu ideología. ¿cuál es el mayor aprendizaje que te ha dado tu madre?
Su dignidad, su actitud.
Mi madre en una entrevista que le hice para Versión Española, le pregunté: «¿qué consejo darías a la gente que viene?» Y ella respondió: «yo no doy consejos, a mí que me miren». Me pareció una genialidad porque es verdad, es tu ejemplo. Necesitamos referentes y mi madre lo es para mí, en su constancia, su disciplina, su constante dignificación de la profesión, su respeto a la palabra, su respeto al hecho artístico encima de un escenario. Esas son las herramientas con las que yo he crecido, y por eso me he sentido capaz de presidir la Academia desde el rigor, porque eso es lo que mis padres me han transmitido.
Hay 500 millones de personas que hablan español, tenemos el legado cultural más potente de la Tierra. Hablamos de Calderón de la Barca, Cervantes, Lorca, Buñuel, Pedro Almodóvar, Lope de Vega. Lo que tiene España en su patrimonio cultural, no lo tiene nadie. Realmente, no lo tiene nadie. Es muy importante lo que tiene el mundo hispano también porque si nos unimos es una cosa brutal, es nuestra identidad. Respetémosla, protejámosla, cuidémosla desde la educación, hagamos que los niños se sientan orgullosos de sus dramaturgos, de sus escritores, de la gente que es un referente.
No tiremos piedras contra la gente que abre luz al camino y que se deja la vida en que el ser humano evolucione hacia un lugar mejor, ¿no? No tengamos miedo a esa gente brillante. Creo que de todo eso habla Pandataria también. Y por eso sales tocado de la función diciendo: voy a hacer algo mejor.