Llega una de las apuestas más ambiciosas del Teatro Real, la puesta en escena de la tetralogía de El Anillo del Nibelungo. La mastodóntica creación de Wagner se irá viendo a lo largo de cuatro años, a título por temporada, arrancando este 2019 con El Oro del Rin bajo la dirección escénica de Robert Carsen, Pablo Heras-Casado en la musical y la escenografía de Patrick Kinmonth.
La producción que ahora podremos ver en el Teatro Real es la misma que se estrenó en el 2000 en la Ópera de Colonia. Un montaje con cierto aire profético que traslada al mundo real esta historia creada por Richard Wagner inspirándose en la mitología nórdica, donde el abuso de poder lleva a la humanidad al borde de la extinción y a la devastación del planeta “Este principio presenta un abuso de poder que ha herido de muerte a la humanidad” comenta su director Robert Carsen, un panorama absolutamente vigente, donde un Rin contaminado con unas ninfas “como aves petroleadas” marcan el inicio de la tragedia “Esta primera ópera plantea los temas principales que se desarrollan a lo largo del ciclo” nos comenta Carsen, quien además se encuentra inmerso en la dirección de Idomeneo, que en breve también podremos ver en el Real “Lo que nos llamó más la atención fue este pesimismo absoluto de la naturaleza ante la codicia humana en una época post atómica donde el hombre ha agotado los recursos naturales”.
Inspirándose en la estructura de los antiguos dramas griegos, la tetralogía Wagneriana contiene una sátira, El oro del Rin, y tres tragedias, La Valquiria, Siegfried y El ocaso de los dioses “Este es el prólogo de un gran viaje que ya condensa y contiene, y es una declaración de intenciones, de todo el material dramático y musical que viene posteriormente” dice Heras-Casado, director principal invitado del Teatro Real, que comenta que El oro del Rin posee una visión global de cuanto vendrá en los siguientes títulos “Es esencial. Todos los elementos que se presentan y que se desarrollan están aquí” nos dice, además de hablar del desafío que supone a nivel musical, ya que El Anillo del Nibelungo requiere de una orquesta ampliada, con detalles como las trompas wagnerianas o el empleo de siete arpas, por ejemplo, “Es una música que no ha envejecido, revolucionaria y modernísima. A nivel tonal es de una audacia que todavía sorprende”.
Con respecto a la puesta en escena de este producción, Patrick Kinmonth comenta que se ha intentado “Construir la ópera de la manera más simple posible” utilizando algunos de los elementos originales que ya fueron empleados en la puesta en escena de hace 20 años, y que han girado por diferentes escenarios, algo que le ha venido muy bien a la hora de dar ese aspecto desgastado “esa pátina real” y decadente que requieren. “Me concentré en construir algo que lo contuviera todo. Con elementos comunes y otros que van a ir apareciendo a lo largo del ciclo” y nos asegura que quien vaya a ver los cuatro títulos no va a encontrarse siempre con los mismos elementos y la misma caja negra “Tenemos sorpresas en la manga” dice el escenógrafo, asegurándonos que cada título se volverá más grande, con una fuerte inspiración cinematográfica.
El oro del Rin contará con siete representaciones comprendidas entre el 17 de enero y el 1 de febrero con un reparto coral encabezado por Greer Grimsley (Wotan) y Samuel Youn (Alberich), secundados por Ain Anger (Fasolt), Alexander Tsymbalyuk (Fafner), Raimund Nolte (Donner), David Butt Philip (Froh), Joseph Kaiser (Loge), Mikeldi Atxalandabaso (Mime), Sarah Connolly (Fricka), Sophie Bevan (Freia), Ronnita Miller (Erda), Isabella Gaudí (Woglinde), Maria Miró (Wellgunde) y Claudia Huckle (Flosshilde).
Texto José Antonio Alba
Fotos Javier del Real
